Las personas con más masa magra tienen menos riesgo de sufrir discapacidad, mientras que el efecto de la masa grasa es altamente discapacitante, escribió en la revista Arthritis & Rheumatism el equipo dirigido por el doctor Jon T. Giles, de la Escuela de Medicina de la Johns Hopkins University.
Las personas con AR desarrollan discapacidad al comienzo de la enfermedad, lo que reduce su calidad de vida y aumenta el riesgo de muerte, señaló el equipo.
Tanto el aumento de la masa grasa como la reducción de la masa magra están asociados con la AR, pero se desconoce cómo la composición corporal afecta la función física.
Para investigarlo, el equipo analizó la composición corporal y el nivel de discapacidad de 197 hombres y mujeres con AR.
Los expertos usaron el Cuestionario de Evaluación de la Salud (HAQ, por sus siglas en inglés) para medir el nivel de discapacidad de los participantes; la escala califica de 0 a 3 el rendimiento en 21 actividades diarias (0 indica ausencia de discapacidad y 3, incapacidad para realizar una tarea).
A mayor acumulación de grasa en las extremidades, mayor calificación en la escala HAQ.
Tras ajustar la información sobre la gravedad de la enfermedad, la depresión y otros factores importantes, la relación entre acumulación de masa grasa y discapacidad disminuyó, pero siguió siendo estadísticamente significativa.
Por otro lado, el equipo observó que a mayor masa magra en brazos y piernas, menor calificación en la escala HAQ, es decir, un mejor funcionamiento físico.
Con todo, después de ajustar otros factores, la relación entre la masa magra y la función física se mantuvo a niveles significativos sólo en las mujeres.
Tener más masa magra en el cuerpo significa tener más masa muscular, lo que probablemente explique la relación con la función física, aunque los autores aclaran que se desconoce el papel de la masa grasa.
La grasa podría reducir la movilidad de los brazos y las piernas o quizás las sustancias inflamatorias que produce el tejido graso interferirían con los músculos cercanos, sugirieron los autores.
"Pero lo más probable es que la grasa infiltrada en los músculos modifique negativamente la calidad muscular", opinaron.
"Estos resultados sugieren que los médicos deberían promover el entrenamiento de fuerza muscular y la reducción de grasa en las personas con AR como una intervención para reducir el nivel de discapacidad", concluyó el equipo.
FUENTE: Arthritis & Rheumatism, 15 de octubre del 2008
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