03 noviembre 2008

Malaria y fármacos adulterados

- La presencia de medicamentos falsos es un alarmante fenómeno en aumento que afecta ya a un 10% del total de los fármacos que se emplean en el mundo, y una gran preocupación para los gobiernos y organizaciones como la OMS que luchan para ponerle freno.

Varios escándalos sobre la distribución de medicamentos falsificados han salpicado los medios de comunicación en los últimos años afectando incluso países y mercados que cuentan con controles muy estrictos (como el del fármaco Tamiflú en EEUU y en Holanda). En estos países, el fraude viene de las farmacias virtuales y por la compra de fármacos en Internet, afectando principalmente a los llamados 'fármacos de estilo de vida', entre otros aquellos relacionados con la impotencia, el control de peso, incremento de la masa muscular, etc.

Sin embargo, son los países en desarrollo los que sufren más severamente este problema, donde el problema alcanza niveles del 25% de los medicamentos consumidos y que llega en algunos casos hasta el 50%. Además, los fármacos falsificados son mayoritariamente medicamentos esenciales para el tratamiento de enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el sida, pudiendo provocar el fracaso terapéutico e incluso la muerte de la persona tratada.

Nos imaginamos ahora a una familia de bajos ingresos con cuatro hijos menores de 10 años y que vive en una zona rural endémica de malaria. Cada niño pude sufrir unos cinco o seis ataques por año de esta enfermedad y el tratamiento, en zonas de resistencias, se hace con nuevos medicamentos que cuestan más de tres dólares, por lo que la familia ha de gastarse unos 70 dólares al año sólo en esta enfermedad, dinero extraordinario para muchas familias. Si después del esfuerzo económico el fármaco está adulterado y resulta menos eficaz, la familia tendrá que comprar de nuevo más medicinas, duplicando el gasto si puede y si no el niño puede que sufra graves complicaciones o que incluso muera.

Varios estudios han demostrado que en distintas zonas del sudeste de Asia hasta el 40% de los productos en cuyas etiquetas se indica que contienen Artesunato (el medicamento más eficaz contra la malaria) no tienen ningún principio activo y por tanto ningún efecto curativo. Se calcula que hasta un 20% de las muertes por malaria en el mundo puede deberse a antimaláricos adulterados.

Se trata de una tragedia de grandes dimensiones que hace estragos sobre todo en aquellos países menos desarrollados. Es aquí donde las medidas desarrolladas para luchar contra este fraude asesino son muy escasas ¿Qué hacer para combatirlo? ¿Qué hacer con los responsables?


Rogelio López-Vélez es doctor en Medicina, especialista en Medicina Interna, fellow en Enfermedades Infecciosas (Canadá), diplomado en Medicina Tropical (Reino Unido) y responsable de la Unidad de Medicina Tropical, Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid

No hay comentarios: