Este dolor difuso, punzante, que condena con sus pinchazos a más de un millón de españoles y cuyos afectados son en un 90% de los casos mujeres, tiene todavía un origen desconocido.
La Organización Mundial de la Salud definió la fibromialgia en 1993 como una condición dolorosa, no articular, que envuelve los músculos y es la causa más común de dolor musculoesqueletal crónico y generalizado.
A pesar de que en España existen tan sólo dos Unidades de dolor específicas para tratar la fibromialgia, esta cruel enfermedad es una de las que más asociaciones de enfermos crónicos tiene.
La fibromialgia no entiende de edad, sexo, condición física o profesión. Puede afectar a cualquiera, en cualquier momento de su vida, a pesar de que las mujeres somos las más proclives a padecerla, ya que representan el 90% de los afectados.
Sus dolorosos pinchazos son imprevisibles, al igual que su intensidad, que puede variar de día a día y notarse en diferentes partes del cuerpo. Esta condición ocasiona dolores generalizados a través de todos los músculos, tendones y ligamentos del cuerpo. Desde los hombros a la cadera, pasando por piernas, brazos y hasta los músculos de los ojos, ningún rincón musculado del cuerpo queda ajeno a las dolorosas sacudidas de la Fibromialgia.
El único diagnóstico que existe hasta el momento se basa exclusivamente en métodos de exclusión de causas parecidas. La definición que la OMS le dio en la Conferencia de Copenhage en 1993 afirma que se padece esta enfermedad si se registra dolor, como mínimo, en 11 de los 18 puntos sensibles al ser presionados, distribuidos por los cuatro cuadrantes del cuerpo, padeciéndose desde, por lo menos, tres meses atrás, aunque no se registre actividad dolorosa siempre al mismo tiempo.
Actualmente, el único tratamiento que existe sólo se puede aplicar para aminorar síntomas, combinando la ingesta de medicamentos con terapia y ejercicio físico, técnicas de relajación y el seguimiento de una dieta regular.
La incomprensión por parte de la comunidad médica, el desconocimiento general por parte de la sociedad a cerca de esta dolencia relativamente nueva en el panorama médico y la falta de un diagnostico capaz de objetivar los grados de dolor que llegan a soportar los enfermos hacen que estos, demasiado a menudo, deban sobrellevar solos su padecimiento.
A los pacientes, sobre todo mujeres, que padecen esta enfermedad a menudo se los ha tachado de “personas nerviosas y quejicas” o de “artríticos”, debido a que, hasta la fecha, aun no se ha descubierto ningún método de diagnóstico eficaz para prescribir su padecimiento.
Este hecho, unido a la inexistencia actual de una forma de objetivar la incapacidad para desarrollar una “vida normal” que conlleva a sus pacientes, hace que los enfermos de fibromialgia no puedan pedir, en muchos casos, ni bajas laborales por discapacidad, ni ayudas públicas, etc, condenando a muchos de ellos por este motivo a complicadas situaciones económicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario