MADRID.- Se conoce como boca seca, boca ardiente, hiposalivación o incluso, como la define la Federación Dental Internacional, 'la enfermedad del hombre moderno'. La xerostomía se caracteriza por la disminución del flujo salival y está ocasionada por ciertos medicamentos, por la radioterapia que se aplica en la zona de cabeza y cuello, o bien por ciertas enfermedades autoinmunes.
La saliva es esencial para mantener una boca saludable, por lo que cuando el flujo normal se ve reducido pueden aparecer problemas para masticar, tragar, saborear los alimentos o incluso hablar. Algunos de los síntomas más frecuentes de esta alteración son la sensación de ardor y dolor en la lengua, boca reseca, la aparición de fisuras en la comisura de los labios, el aumento de la sed o la dificultad para ponerse la dentadura postiza en el caso de pacientes que ya no conservan sus dientes. Uno de los primeros signos que observan estas personas es que la saliva se vuelve espumosa y viscosa.
Además, la incapacidad de la boca para mantenerse limpia contribuye a la aparición de caries (que se forman en apenas unas semanas) y otras enfermedades periodontales, como la gingivitis. También se acumula la placa dental debido a la incapacidad del flujo salival para arrastrar las bacterias y a la reducción de las proteínas antimicrobianas que la saliva lleva generalmente a la dentadura.
"Hasta hace poco se creía que la xerostomía era exclusiva de las personas de la tercera edad, pero estudios realizados en norte de Europa demuestran que entre el 20% y el 30% de la población tiene esta patología que puede acabar con los dientes", ha señalado Jorma Tenovou, especialista de la universidad finlandesa de Turku, a su paso por un simposio sobre este tema celebrado en Madrid. Unos datos similares a los que se registran en Estados Unidos, donde hasta el 42% de la población experimenta este problema.
Según el presidente de la Sociedad Española de Medicina Oral, Antonio Bascones, el elevado consumo de antidepresivos, así como el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco podría explicar el aumento de personas que sufren este síntoma.
Causas
De hecho, el consumo de ciertos fármacos es la principal causa de este problema, y se calcula que existen hasta unos 500 medicamentos capaces de provocar alteraciones en las glándulas salivares debido a que aumentan, reducen o alteran la composición de la saliva. En esta lista se incluyen ciertos medicamentos contra la depresión, para controlar la tensión arterial, antiinflamatorios, fármacos para la alergia, relajantes musculares o antiasmáticos.
También ciertos quimioterápicos son capaces de provocar alteraciones transitorias en el flujo salival y hasta el 40% de los pacientes con cáncer se queja de este efecto secundario. Asimismo, la radioterapia que se emplea para tratar tumores en la zona de cabeza y cuello afecta a las glándulas salivares, provocando una disminución del flujo.
Además, algunos trastornos autoinmunes (como el síndrome de Sjögren o el lupus eritomatoso), enfermedades sistémicas como la diabetes o la artritis, y ciertas patologías psiquiátricas (ansiedad, depresión, anorexia nerviosa...) también se han relacionado con la aparición de este problema.
Tal y como ha explicado a elmundo.es el doctor José Miguel López-Ibor, catedrático y director de la Clínica López-Ibor de Madrid, se trata de un problema muy ligado a trastornos de estrés, ansiedad y depresión. "Suelen ser pacientes que van de médico en médico y no encuentran una solución a sus problemas", señala.
"En algunas enfermedades psiquiátricas, o en casos de estrés postraumático, puede tratarse de una manifestación de su enfermedad", explica, "aunque también hay personas que se quejan de síntomas orgánicos cuando en realidad tienen un origen psiquiátrico". En estos casos, reconoce, buscan "curarse de la boca porque no piensan que estén enfermos de la mente".
Cómo se puede remediar
El tratamiento del síndrome de la boca ardiente incluye el uso de sustitutos de la saliva que humedecen temporalmente la mucosa, de estimulantes salivares (denominados sialogogos), pero sobre todo una cuidada higiene bucal.
Es necesario mantener una extremada limpieza de la boca para reducir el riesgo de infecciones y caries, aunque el uso de algunos enjuagues puede ayudar también a humedecer las mucosas y aliviar la incomodidad que sufren estas personas.
Los especialistas recomiendan que se emplee un cepillo de dientes con las cerdas suaves, acompañado de pastas dentales que contengan fluoruros entre sus ingredientes, así como hilo y enjuagues bucales.
Otras recomendaciones incluyen una buena masticación de los alimentos (para que se produzca más saliva), evitar el consumo de alcohol y tabaco, acudir al dentista al menos dos veces al año y evitar productos de higiene dental con un pH menor a 5,5, alcohol o componentes irritantes.
También se pueden enjuagar la boca con una solución de sal y bicarbonato de soda cuatro o seis veces al día (media cucharada de sal y media de bicarbonato en una taza de agua templada), y tomar pequeños sorbos de agua para aliviar la sensación de sequedad de la boca.
En el caso de los pacientes con una enfermedad mental de base, como reconoce el doctor López-Ibor, el tratamiento local del problema es importante, "pero al mismo tiempo tenemos que tratar el origen de su enfermedad". No es extraño, admite, que estas personas sufran problemas de autoestima y es importante que los médicos mantengan con ellos una estrecha comunicación, "necesitan muchas explicaciones sobre su problema", concluye.
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