24 octubre 2008

EL COMPLEJO MUNDO DE LA ESQUIZOFRENIA

UNA ENFERMEDAD MENTAL INCURABLE Y A VECES MUY SEVERA REQUIERE MAS COMPRENSION E INFORMACION DE PARTE DE TODOS

''Mi hija era una chica muy aplicada, pero a los 18 años su comportamiento cambió'', cuenta Lisa Pérez, madre de seis hijos, dos de ellos diagnosticados con esquizofrenia, una enfermedad mental que afecta a más de dos millones de estadounidenses.

Ana (un seudónimo) tenía cambios de temperamento y su rendimiento académico y su vida social se vieron afectados. Sus padres pensaron que era un cambio hormonal y que pronto pasaría. Sin embargo, la situación se volvió insostenible y terminaron llevándola a un hospital psiquiátrico. Luego de una serie de pruebas, el diagnóstico médico indicó que padecía de esquizofrenia.

ATACA POR IGUAL

''La esquizofrenia no tiene cura y es una enfermedad mental muy severa'', afirma el doctor Brian Bock, director médico de la farmacéutica Sanofi Aventis, que está probando un nuevo medicamento para tratar algunos de sus síntomas.

La enfermedad la sufren hombres y mujeres de todas las razas por igual y se manifiesta entre los 20 y 30 años. Aunque afecta a cada persona de forma diferente, hay rasgos característicos que se dividen en tres tipos de señales:

Los síntomas positivos o psicóticos: delirios y alucinaciones que se presentan cuando la persona pierde el contacto con la realidad. Por lo general cree que lo están vigilando o están conspirando contra él, escucha voces y ve cosas que no existen.

Los síntomas desorganizados: un comportamiento que no tiene sentido para los demás; una forma de hablar que no se entiende, ideas confusas y dificultades para formular una oración. A veces caminan en círculos o de un lado a otro y repiten gestos.

Los síntomas negativos: incapacidad para comenzar y terminar actividades, falta de expresión, falta de interés y placer en la vida.

''No sabía nada de esa enfermedad y fue un golpe muy duro'', explica Pérez, que además de Ana vio como su hijo Juan (otro seudónimo) se transformó de un joven popular, asediado por las chicas y amante de la trompeta, en una persona antisocial, temerosa y con más de 100 libras de sobrepeso.

No se sabe qué produce la esquizofrenia, pero varios estudios indican que existe una predisposición genética, además de componentes ambientales que la disparan. Y aunque la comunidad científica también se refiere a un desequilibrio químico en el cerebro, el origen exacto sigue siendo un misterio.

''Si se sigue el tratamiento médico, el paciente puede tener una vida relativamente normal'', explica María José Carrasco, directora del Centro de Acción Multicultural de la National Alliance on Mental Illnes (Alianza Nacional para las Enfermedades Mentales, NAMI).

El tratamiento es de por vida y consiste en fármacos que reducen la frecuencia e intensidad de los síntomas positivos, y en una terapia que ayuda a que muchos pacientes tengan una vida productiva. Sin embargo, hay casos en los cuales los impedimentos son demasiado fuertes y resulta imposible que la persona afectada pueda llevar una vida independiente.

EFECTOS SECUNDARIOS

''Mi hija pudo estudiar, vivió sola un tiempo, trabajaba y hasta manejaba un coche'', recuerda Pérez, que agrega que luego tuvo algunas recaídas muy fuertes. ``Una vez terminó deambulando sola por las calles de San Francisco. Ahora no puede vivir sola''.

La esquizofrenia afecta la habilidad para comprender e interpretar la información y tomar decisiones en base a ello. En cuanto a la memoria, la persona es incapaz de retener información y utilizarla. ''Por ello les resulta difícil mantener un trabajo'', explica Bock.

Hoy Ana tiene 42 años y vive con su madre. ''A veces se ha portado muy violenta conmigo, y es porque no quiere tomar los remedios'', cuenta Pérez, que a pese a sus 80 años no se queja de las dificultades que ha significado la esquizofrenia en su familia. ''Es mi hija y no la voy a dejar nunca'', agrega.

Los remedios para tratar la enfermedad producen varios efectos secundarios, como diabetes, aumento de peso y sequedad de la boca, además de otros más notorios, como temblores y espasmos musculares.

''Mi hijo falleció en febrero y, según la autopsia, su hígado estaba atrofiado'', indica. ``Ahora mi hija no quiere tomar los remedios porque tiene miedo''.

''Este es el problema con algunos pacientes; no quieren tomar los medicamentos por los efectos secundarios, y no se les puede obligar a hacerlo a menos que sean un peligro para sí mismos o para los demás'', explica Carrasco, quien señala que hay casos en los que el individuo no cree que está enfermo y rehúsa a tratarse.

Aunque hay mucha información y estudios sobre la esquizofrenia, ''sólo se habla de ella cuando sucede alguna tragedia'', sostiene la experta.

''Hay discriminación y rechazo hacia los enfermos porque la gente no sabe qué es. Creen que la persona está loca, que es producto del abuso de los padres, y no es así'', afirma Pérez.

Lo importante es informarse y acudir a grupos de apoyo como los que tiene NAMI y donde Lisa Pérez es una portavoz y activista reconocida.

Especial/El Nuevo Herald

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