23 agosto 2009

La relación enfermo-médico requiere dosis de 'negociación'

Expertos destacaron ayer en la UNIA que la implicación del paciente como sujeto activo del tratamiento es muy beneficiosa.

La participación y compromiso del paciente en el tratamiento de su enfermedad, especialmente en el caso de las enfermedades crónicas, debe ser un objetivo firme, por eso desde hace varios años la Organización Mundial de la Salud tiene como prioridad la promoción de la educación terapéutica del paciente, aspecto sobre el que se centró ayer buena parte de la segunda jornada del curso 'Fisioterapia, fibromialgia, dolor miosfacial y puntos gatillo', que se celebra esta semana dentro de los Cursos de Verano de la Sede Antonio Machado de la UNIA en Baeza.
María Torres Lacomba, diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Valencia y licenciada en Kinesiología y Fisatría por la Universidad General San Martín de Buenos Aires se centró durante toda la mañana en esta temática de la educación terapéutica del paciente, cuyo objetivo resumió en conseguir que el enfermo «se adhiera a las prescripciones médicas o del equipo de salud»; la experta incidió que esto va más allá de que un paciente siga las indicaciones a la hora de tomar un medicamento, sino que se centra en aspectos relacionados con hábitos saludables y comportamientos de salud.
'Negociar'
Torres Lacomba señala que hasta hace unos años sólo se hablaba de educación en salud, que se aplica a sujetos sanos para evitar que lleguen a tener enfermedades; por el contrario, la educación terapéutica va destinada a personas con alguna enfermedad, y especialmente en aquellas que son crónicas. La educación terapéutica se caracteriza porque «'negocia' el proyecto terapéutico del paciente, teniendo en cuenta también sus deseos, su situación, e incluso las creencias que él tiene sobre la enfermedad y el tratamiento, para de alguna forma, crear un proyecto terapéutico común que consiga incrementar la calidad de vida del paciente dentro de su enfermedad crónica», asevera la experta. Cuando esta educación terapéutica llega a buen puerto, se enseñan al paciente distintos aspectos: qué conozca correctamente su enfermedad; que sea capaz de reconocer signos y síntomas que le avisan de que va a sufrir un proceso agudo; qué hacer cuando detecta esos síntomas para evitar que ese proceso llegue; etc. En definitiva, la educación terapéutica hace «que el paciente maneje su problema».
Como se ha indicado, este aspecto es prioritario para la OMS, que según la responsable de las ponencias de ayer, «se dio cuenta de que los pacientes que no fuesen capaces de seguir las prescripciones del equipo de salud, generaban grandes pérdidas humanas y también económicas. Como ejemplo, Torres señaló el caso de un paciente con diabetes, que por alguna razón no quiera pincharse la insulina, o decidía un día no tomarla... esto puede conllevar el sufrir un coma diabético, con los convenientes problemas de ingreso, y las complicaciones para la evolución de la enfermedad del paciente. Esto es así de complejo, en esta dolencia concreta y en muchas otras, donde si el paciente no toma un papel activo, difícilmente se puede controlar la evolución y las secuelas que acarrean sus dolencia.
Prioridad
Por eso en el año 1975, la OMS reconoció la educación terapéutica del paciente como una de sus prioridades, «más allá del progreso médico, sería más importante que los pacientes tuviesen adherencia terapéutica y siguiesen los consejos para seguir su enfermedad».
En este sentido, Torres Lacomba reiteró que para ello se incluye al paciente y a su familia, «para que el enfermo se adhiera al proyecto. este tiene que ser común». Eso es algo que según la experta ha cambiado actualmente, «el equipo de salud sabe el pronóstico, y lo que necesita el paciente para no empeorar, pero también tiene que tener en cuenta los deseos del paciente y de la familia, e incluso las creencias que tiene sobre la enfermedad». Por eso la relación paciente-equipo de salud también ha cambiado, ahora hay un trato como de 'compañeros', donde el paciente escucha, tiene sus objetivos (qué pueden coincidir o no con los del equipo que lo trata, y en caso de que no coincidan, se negocian), con el objetivo de generar un proyecto de equipo en beneficio del paciente y de la comunidad.
María Torres Lacomba señaló que la educación terapéutica del paciente es especialmente importante, y se desarrolla de manera clara en las unidades especializadas. Fue algo que surgió en el tratamiento de la diabetes, «una enfermedad que es grave, que puede tener muchas complicaciones y es compleja de manejar, de manera que es clave que al paciente sea activo en el tratamiento». Desde la práctica en este caso concreto, la educación terapéutica se extrapoló a otras enfermedades crónicas, como la fibromialgia, dolor crónico, problemas basculares, etc.
Mientras que María Torres Lacomba ocupó la sesión de la mañana con estas apreciaciones, Isabel Salvat Salvat se encargó de protagonizar las intervenciones de la tarde. La diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Valencia y licenciada en Humanidades por la Universitat Oberta de Catalunya se centró en la fibromialgia, en la definición de esta enfermedad, su importancia clínica y el diagnóstico de la misma. Hoy se incorpora a los cursos, Enrique Lluch, que tratará las técnicas de tratamiento conservador del síndrome de dolor miofascial, mientras que Isabel Salvat ampliará distintos aspectos sobre la fibromialgia y su tratamiento.

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