Son aquellas enfermedades que afectan al sistema masticatorio y todo lo que está relacionado con este. Están provocadas por una alteración de los elementos que componen dicho sistema. Cuando uno de esos elementos (dientes, encías, mandíbula, maxilar, articulación temporomandibular, músculos…) no funciona correctamente, rompe el equilibrio y obliga a los otros a adaptarse al cambio. Así mantienen la armonía que necesita el sistema masticatorio.
La mayoría de las veces la disfunción articular se produce por un problema en la oclusión dental. Se denomina oclusión dental a la forma en que los dientes encajan.
Es importante saber que el territorio facial está ricamente inervado, por lo que los pacientes con problemas temporomandibulares pueden consultar por otros tipos de dolor que sin embargo tienen un mismo origen, la articulación de la mandíbula.
Dolor de oído. Dolor de cabeza. Dolor en el cuello. Dolor en la cara o en la mandíbula.
Dolor en los hombros e incluso en la espalda.
Cuáles serian los síntomas
Si nos referimos al dolor, este puede ser dentro o delante de uno o de los dos oídos, en una o en las dos ATM, que se puede irradiar a la cabeza, principalmente a las sienes, mandíbula, boca, garganta, nuca, cuello, hombros. Padecer de dolor de cabeza crónico. Los ruidos pueden ser articulares como chasquidos, crujidos o se pueden escuchar zumbidos, pitidos. Los síntomas funcionales pueden ser luxaciones, en lo referente a lo muscular no poder abrir la boca, no poder masticar, contracturas; oclusales como apretar los dientes, rechinar, cerrar mal; óticos como taponamiento, mareos, oír menos, dientes desgastados o mas sensibles, y que no ocluyen como antes. Y Otros síntomas pueden ser adormecimiento de la piel de la cara, sequedad de la boca, molestias en los ojos o en la visión, nerviosismo, depresión, aumento de tamaño de la cara porque los músculos se han agrandado. Si presenta varios de estos síntomas es probable que se padezca una disfunción cráneo mandibular.
Cuáles son las causas
Las causas de estas disfunciones son diversas, pero siempre están relacionadas con los componentes del sistema masticatorio: los músculos, los dientes y la articulación témporo mandibular.
Los músculos aportan la fuerza necesaria para masticar, tragar hablar, etc., pero su exagerada contracción por stress u otras alteraciones los pone rígidos y dolorosas, originando dolor de cabeza, cara, cuello u hombros.
Los dientes transmiten la fuerza muscular y con la adecuada oclusión aseguran una buena función. Su mal posición o ausencia influyen no sólo en una mala función, sino también en la disfunción produciendo la enfermedad.
La articulación temporo- mandibulares la que une la mandíbula al cráneo, puede lesionarse como consecuencia de las alteraciones anteriores o también por un traumatismo, una enfermedad o una anomalía de desarrollo.
Estas alteraciones y molestias se van agravando y complicando con el tiempo, llegando a ser muy severas y desarrollando cuadro de artritis y artrosis.
El odontólogo mediante la exploración clínica, análisis de oclusión, complementado con estudios radiográficos y de laboratorio evaluará el grado de afección de cada uno de los componentes del sistema e instaurará el tratamiento mas adecuado para cada paciente
Tratamiento
El tratamiento de las disfunciones cráneo mandibulares resulta más difícil cuanto más crónica es la disfunción, por lo tanto es aconsejable recurrir al especialista en cuanto se noten los primeros síntomas.
La base del tratamiento es restablecer el equilibrio entre los músculos, dientes y articulación témporo mandibular, mediante diferentes técnicas entre las cuales podemos nombrar, ejercicios, kinesiología y uso de férulas.
¿Qué son las férulas?
Son aparatos que se interponen entre los dientes y son capaces de redirigir, disminuir y redistribuir las fuerzas da la oclusión, como así también reposicionar la mandíbula, de acuerdo con el diseño y el diagnóstico realizado.
¿Que se puede hacer para evitar las disfunción?
Evitar malos hábitos posturales, tanto en la posición de pie como sentado, evitar los malos hábitos orales como: morderse las uñas, masticar chicle, masticar de un solo lado, apretar o rechinar los dientes, mala posición de la lengua en reposo o al tragar, o respirar por la boca, evitar la movilidad excesiva al abrir y al adelantar la mandíbula.
Cuidar e higienizar adecuadamente los dientes y visitar periódicamente al odontólogo.
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