01 febrero 2009

«Ya no soy aquel personaje famoso» «Cómo va a seguir mi vida igual si ahora todo gira en torno a la enfermedad de mi hijo», razona la presentadora

Gemio, durante la presentación en Barcelona.

Isabel Gemio es otra. Lo dice ella misma. Desde que a uno de sus dos hijos le diagnosticaron una distrofia muscular -enfermedad, de momento, incurable- su vida dio un giro dramático. Del estupor pasó al llanto y del llanto a la desesperación. Pero ha decidido ponerse «en pie» y luchar con todas sus armas mediáticas a través de la Fundación Isabel Gemio para la investigación de distrofias y otras enfermedades raras. Recaudar fondos para la investigación biomédica es su obsesión. «No me resigno», repite. «Necesito creer que hay esperanza».
La periodista ha estado en Barcelona presentando una nueva iniciativa. Firmas de lujo como Montblanc, Armand Basi y Joaquín Verdú han diseñado una edición limitada de productos con la imagen de la muñeca Min, concebida como icono solidario. Los beneficios obtenidos por la venta de esos objetos irán destinados a la Fundación Isabel Gemio.
- ¿Cómo consigue hablar de este drama sin perder la sonrisa?
- Ha sido un proceso de muchos años y de mucho tiempo. Y fue una de las razones para hacerlo público. Porque para pedir dinero, llamar a las empresas y poner en marcha proyectos importantes debía hacerlo público. Y una de las cuestiones fundamentales para mí era hablar de ello sin llorar.
- ¿Le costó mucho?
- ¡Bueno! Y todavía me cuesta. Pero me mentalizo muchísimo, porque, claro, llevo años con el tema.
- Estoy pensando en toda esa gente que ha ido a sus programas de televisión y no ha podido evitar el llanto. ¿Les entiende?
- Claro. El dolor es algo muy profundo y muy personal e intransferible. Pero yo soy muy pudorosa. Me daba cierto pudor el tener que hablar de mí y de mi dolor. No es que no quiera dar lástima...
- Hay gente orgullosa que detesta dar lástima.
- Esos orgullos yo no los tengo. Porque entre otras cosas, como dice el budismo, la palabra compasión está muy devaluada en nuestra sociedad. Y no vendría mal un poco de compasión hacia el otro. Es un buen sentimiento. Además, volviendo a lo de antes, a medida que hablo más de este problema tengo más control sobre mis emociones. Y quiero transmitir a la gente que juntos podemos conseguir más cosas y que hay una esperanza real. Empezamos a ver una lucecita en el túnel y eso para los enfermos y sus familiares es vital.
- ¿Hay un antes y un después en su vida?
- Por supuesto. Cómo va a ser la vida igual, si ya gira todo alrededor de esto, de mi hijo y su enfermedad.
- ¿Qué edad tiene ahora su hijo?
- Nunca hablo de la edad de mi hijo, porque entonces se sabría si es el mayor o el pequeño y deseo mantener su identidad al margen. Pero están bien, gracias. Y estoy muy agradecida a los medios de que no me los saquen. Sigo pidiendo que respeten la identidad de mi hijo afectado por esta enfermedad, porque él no quiere ser famoso. Ya me lo ha dicho. Yo lo he mantenido al margen de mi propia popularidad, y él me confirma que no estaba equivocada. Entre las madres y los hijos siempre hay una conexión muy profunda.
- Madonna dijo una vez que ser madre es perfecto para curarse del egocentrismo.
- Nunca me he considerado una persona frívola. Pero desde luego cuando te toca algo así aprendes a separar lo importante de lo esencial. Hay cosas que son importantes, muchas. Pero lo esencial es la salud, la felicidad de los tuyos... Si sólo el dinero fuera importante los ricos no sufrirían ni se morirían. El dinero es importante porque lo necesitamos para investigar. Para eso es para lo único que me gustaría ser rica.
- ¿Se olvida una de sí misma como mujer?
- No te olvidas. Pero tienes menos tiempo. Es que hay una realidad, hay prioridades. Tienes que elegir y entonces no llegas a todo. Y como no somos 'superwomen', sino simples mujeres, pues llegamos hasta donde llegamos. Y lo menos importante es darte ese masajito que te gustaría o ir a la peluquería a menudo.
- ¿Se ha olvidado también del amor de una pareja?
- ¡Ah, no! Eso, por Dios, a estas alturas... No es nada importante.
- El amor siempre lo es...
- Quiero decir que es importante a nivel personal, pero no a nivel público. Yo de esas cosas ya no hablo ante los micrófonos. Ya no soy un personaje público. No soy el personaje famoso que fui en un momento por sus cuestiones sentimentales. Estoy en otra etapa de mi vida. Ya pasé por aquello.
- ¿Y le ve más sentido a esta etapa de su vida?
- Bueno, es que hay cosas en la vida que no las eliges tú. Te vienen dadas.

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