01 febrero 2009

Los inmigrantes tienen más riesgo de sufrir enfermedades mentales, provocadas por el estrés o el sufrimiento, según expertos

La inmigración es un factor de riesgo a la hora de padecer enfermedades mentales que, generalmente, están desencadenadas por situaciones de estrés o sufrimiento, según destacó hoy el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Tomás Palomo, con motivo del lanzamiento del libro 'Manual de Psiquiatría', elaborado bajo los auspicios la Comisión Nacional de la Especialidad, de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.

Para este experto, en la población inmigrante es frecuente la presencia de reacciones de estrés postraumático o trastornos de somatización, tales como expresión del dolor somatizado en el cuerpo a través de síntomas digestivos, cardíacos y musculares.

Esto se debe a que el ambiente receptor "no siempre resulta fácil", como consecuencia de la diferencia en la cultura y en los hábitos de vida, lo que aumenta el riesgo de que se produzcan con frecuencia "problemas de ansiedad y depresión, sobre todo en personas vulnerables, que pueden llegar a padecer brotes psicóticos --como la paranoia-- y esquizofrénicos", añadió el jefe de sección de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, Miguel Ángel Jiménez-Arriero, coautor de dicha publicación.

Ademas, este colectivo también se ve influenciado por sus vivencias particulares, influenciados por su país de origen, la razón por la que emigraron, las condiciones de acogida del país anfitrión, los recursos socioeconómicos y su bagaje psicológico.

Estos factores definen el duelo migratorio al que se ve sometido todo inmigrante, "uno de los aspectos psicológicos más importantes de este colectivo y que hace referencia a todo lo que pierde la persona en el movimiento, que incluye tanto la pérdida emocional como la simbólica", explicó Jiménez-Arriero.

EL CEREBRO ESTÁ PREPARADO PARA ADAPTARSE A ESTOS CAMBIOS

La plasticidad del cerebro permite la adaptación del mismo a diversas circunstancias así como su curación en situaciones, aseguran ambos expertos en este manual, de ahí que este nuevo concepto desarrollado a lo largo de la última década, denominado neurogénesis, confirme la teoría de que el cerebro tiene la capacidad de regenerar neuronas, más aún si recibe ayuda a través de fármacos.

Una consecuencia de que no se produzca esa adaptación del cerebro a las circunstancias puede derivar en estrés, dado que aproximadamente entre el 50 y 60 por ciento de la población se ha visto sometida a hechos traumáticos en su vida que le han generado estrés. De este modo, cuando esa intensidad y duración de estrés es proporcionada al suceso, "no produce síntomas físicos --náuseas, calambres, mareos-- y no interfiere en su funcionamiento permite diferenciar entre estrés normal y estrés patológico", destacó Jiménez-Arriero.

Las patologías cuyo principal factor de riesgo es el estrés serían los problemas de ansiedad y depresión, clasificados como reacciones de adaptación, de estrés agudo, trastorno de estrés postraumático y transformación persistente de la personalidad por una experiencia catastrófica. Sin embargo, "el estrés como factor desencadenador estaría implicado en todas las enfermedades psiquiátricas, incluidas algunas demencias", añadió el doctor Palomo.

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