Las hormonas juegan un papel fundamental en el estrés y, por ende, en el dolor, según ha explicado el Dr. Guillem Cuatrecasas,del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Teknon-Clínica Sagrada Familia de Barcelona este fin de semana en el II Simposio de Dolor de la Sociedad Española de Reumatología,celebrado en Huelva.
Y es que, según ha explicado, el estrés crónico se puede somatizar o expresar en forma de dolor, al mismo tiempo que el dolor es causa de estrés crónico. “Estrés es una palabra muy habitual hoy en día que se relaciona normalmente con temas laborales, aunque realmente, y desde un punto de vista de la fisiología orgánica, el estrés es cualquier situación que pone al cuerpo en estado de alerta. Cualquier situación que envíe al organismo un esfuerzo suplementario significa estrés metabólico, desde una agresión hasta una situación de miedo, desde un episodio de fiebre a cualquier infección. Y en este sentido, el dolor mantenido es una situación que puede provocar estrés crónico”, ha afirmado el experto.
Una de las patologías reumáticas en las que más claramente se puede observar esta relación, ha subrayado el Dr. Cuatrecasas, es la fibromialgia, “en la que coexisten a veces situaciones depresivas importantes que a su vez son situaciones de estrés crónico cuya expresión es el dolor”.
En el ámbito hormonal del estrés, ha explicado el experto, existen básicamente dos ejes mediadores: el eje de los corticoides, que empieza a nivel del hipotálamo con la hormona CRH, continúa a nivel de hipófisis con la ACTH y finalmente llega hasta la suprarrenal liberando corticoides –la típica y clásica cortisona-. “Éste es el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, eje corticoideo, uno de los grandes mediadores del estrés a nivel hormonal”. Por otra parte existe el sistema adrenérgico, “que es el encargado de hacernos sudar, tener calor, sufrir taquicardias… y que depende única y exclusivamente de la adrenalina que liberamos en una situación de estrés”. Es un eje de respuesta inmediata. Ambos ejes están relacionados porque, al final, uno modula el otro, ha indicado el Dr. Cuatrecasas. “La adrenalina es capaz de modificar el CRH y, a su vez, el cortisol influye sobre la adrenalina”.
Asimismo, el experto ha resaltado que aunque estos son los dos grandes ejes hormonales, existen muchas otras hormonas “que han sido olvidadas y que en una situación de dolor crónico y estrés crónico tienen mucha importancia”.
Entre ellas, el Dr. Cuatrecasas ha señalado la prolactina “una hormona de estrés importante de la que se desconocen sus acciones” y la hormona del crecimiento “otro gran olvidado que también se sintetiza en la hipófisis y que está muy implicada en algunos subtipos de fibromialgia”.
Una cascada incrontrolable
En opinión del Dr. Cuatrecasas, en tratamiento aún no existe demasiada alternativa. “El estrés es una respuesta en parte incontrolable y, como tal, no la podemos modular. Realmente, no se puede tratar la cascada de acontecimientos
hormonales, es decir, si existe una situación de miedo, se libera mucha adrenalina, es una reacción instintiva, de modo que no existe tratamiento y, además, es bueno tener esa reacción inmediata”, ha afirmado. Sin embargo, ha
añadido, “el problema viene cuando esa reacción se cronifica y da lugar a enfermedades o dolor y, posteriormente, cuando a través del dolor se perpetúa esa cascada”.
Para el experto, se pueden identificar defectos hormonales concretos como, por ejemplo, que la hormona de crecimiento se mantenga en unos niveles muy bajos en un caso de fibromialgia. Ante esta situación, ha afirmado, se
puede plantear un tratamiento y dispensar hormona del crecimiento a estos subgrupos de fibromialgia, estrés crónico o dolor crónico, mejorando el dolor.
Tal y como ha ocurrido con la fatiga crónica, en caso de que el trastorno hormonal comprenda unos niveles de cortisol inferiores a los normales, se puede suministrar un suplemento con el objetivo de observar si el paciente es capaz
de modificar su dolor.
Sin embargo, ha añadido el Dr. Cuatrecasas, aún son pocos los casos de dolor en los que se conoce un único origen y tampoco sabemos si los cambios hormonales son causa o consecuencia del dolor. “Si tomamos la fibromialgia como modelo, concretamente dispondremos de un subgrupo que puede rondar el 30% de los casos donde sí existe un déficit de hormona del crecimiento, pero estamos hablando de un 30%, el otro 70% no tiene esas características hormonales tan definidas. Y si hablamos de cortisol, el porcentaje es aún más bajo”, ha concluido.
Sociedad Española de Reumatología (SER) - www.ser.es
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