27 diciembre 2008

Cansancio, depresión, insomnio , dolores musculares, diabetes y presión alta se deberían a hormonas

El deterioro del organismo y la aparición de las enfermedades crónicas coincidan con la disminución de los niveles juveniles de las hormonas y en la mayoría comienza a partir de los 30 años.

Por lo menos así lo sostiene el especialista en medicina antienvejecimiento Andrés Lucena. Según el doctor, "el primer paso para conocer si usted requiere de una terapia hormonal es preguntarle a su cuerpo como se siente".

¿Se le están olvidando las cosas? ¿No puede dormir seguido toda la noche? ¿Está deprimido o ansioso? ¿Ha aumentado de peso y sigue con su misma rutina de ejercicios y alimentación? ¿Se siente hinchado y cansado en las mañanas; tiene mucho frío o calor? ¿Su piel está seca por más cremas que se aplique y las arrugas aparecen cuando se mira al espejo? ¿No le interesa que lo miren y el sexo no pasa por sus pensamientos? ¿Es como un fosforito y se enfada por cualquier cosa? ¿Tiene dolores musculares y articulares y hacer ejercicio se ha vuelto una tortura? ¿Sufre de alergias, se le está subiendo la presión y el azúcar?

Si su respuesta es positiva para alguno de estos interrogantes, el segundo paso es consultar con su médico especialista para que juntos desarrollen un plan de tratamiento personalizado, el cual incluye una consulta médica, examen físico extenso, y la medición de los marcadores bioquímicos del envejecimiento que incluyen un completo perfil hormonal en sangre, saliva y orina en un laboratorio clínico especializado.

El experto sugiere, además, practicarse un perfil genético hormonal que mide en el ADN en saliva los llamados Snips, los cuales muestran las predisposiciones genéticas y los riesgos que pudiese tener una terapia de reemplazo hormonal como riesgos de cáncer de seno, de próstata, trombosis y riesgos cardiovasculares.

O por el contrario, los beneficios como prevención de la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, entre otras.

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