13 noviembre 2008

Piden 28 años de cárcel para un acusado de maltratar y violar a una discapacitada

La Asociación de Fibromialgia de Extremadura denunció que la enferma era víctima de agresiones.

Antonio S.R fue juzgado ayer en Cáceres como posible autor de un delito de maltrato continuado y violación. Tanto la fiscal como la acusación particular (la abogada Mora Alias), pidieron ayer al tribunal que le condene a 28 años de cárcel, por la situación en la que mantenía a su compañera. El caso fue denunciado a la Justicia por la Asociación de Fibromialgia de Extremadura.

«La situación era terrorífica. Estaba encerrada en su domicilio y sin asear. Se balanceaba y fumaba un pitillo tras otro. Ella me decía 'ayúdame, ayúdame'». De esta forma Andrea Rolo, presidenta de la Asociación, contó ayer en la Audiencia Provincial una visita que hizo en Cáceres a una enferma que se encontraba en silla de ruedas.

Rolo es además enfermera y asegura que cuando habló con esta mujer y la vio, se dio cuenta de que era víctima de violencia de género. Le extrañó que mientras ella estaba desatendida, su compañero mantenía una imagen cuidada. Luego ella le contó que la violaba y que la castigaba sin comer. «Llegó a estar 17 días sin comer».

La presidenta de la Asociación habló con la hija, una chica ciega que no vive en Cáceres, que le confirmó que su madre se sentía maltratada. También habló con el médico y el psiquiatra que trataban a esa mujer. Luego denunció los hechos en la Casa de la Mujer, donde la trasladaron.

En El Pingüino

El acusado, que está en libertad, es un hombre de 65 años, que asegura que lo único que ha hecho es hacer el bien a la supuesta víctima. Tanto él como ella reconocieron que se vieron por primera vez en el club de alterne de Cáceres 'El Pingüino', en donde ella trabajaba.

Antonio comentó que tuvieron una relación sexual, que él pagó. A los ocho días la vio en Cánovas y fueron a tomar una cerveza juntos. Eso ocurrió alrededor del año 2002. Comenzaron a vivir en el piso de ella, según él sin tener que dar nada a cambio; según ella pagándole él 600 euros al mes.

Luego la mujer enfermó, comenzó a andar con muletas y más tarde tuvo que utilizar silla de ruedas. Antonio dice que la cuidó en todo momento y que tuvieron relaciones sexuales consentidas. Ella declaró que al principio él la trataba bien, pero luego cambió de actitud.

El abogado defensor, Enríquez Palomino, solicitó la absolución de su cliente, que fue apoyado por varios vecinos que declararon a su favor. Antonio recalcó que él pagaba las deudas de la mujer y que la hija le debe dinero.

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