13 noviembre 2008

El estrés acelera el pulso y causa costos ocultos

Se acerca diciembre, y tanto los líderes como los empleados tratan de ganarle al tiempo para terminar lo que no se hizo durante el resto del año. En todo ambiente de trabajo se viven presiones estresantes que generan riesgos de accidentes. Los especialistas sugieren bajar la velocidad, para evitar accidentes, y fijarse objetivos cumplibles, para no fundir el motor.

Hugo estaba inquieto. Venía en el avión, desde Buenos Aires hacia Tucumán, leyendo un artículo de la Escuela de Negocios de Harvard. El título era por demás atractivo: “¿Está usted trabajando demasiado?”. La nota se refería a un estudio realizado en Estados Unidos que llegó a la conclusión de que el 40% de los trabajadores se siente actualmente sobrecargado de trabajo y presionado por la situación actual. La ansiedad, la depresión y las enfermedades son más notorias entre ellos. Las empresas de ese país pierden anualmente unos U$S 300.000 millones por la baja de la productividad, el ausentismo o la necesidad de atención médida de su dotación, desde los CEO hasta los obreros.


Más allá de los cálculos númericos, el estrés apareja daños colaterales. “En cualquier actividad, el costo implica accidentes. Una persona tensionada seguramente estará más predispuesta a tener malas relaciones interpersonales, a fatigas musculares y, en definitiva, a situaciones de distracción que pueden dañar su salud”, dice a LA GACETA Francisco Pablo Saitta, ingeniero laboral y director de la consultora potenciales-humanos.com.ar.


El experto indicó que no hay que perder de vista los riesgos potenciales que encierra toda tarea. Con el estrés se experimenta una sensación de lucha interna o de huida de los problemas. Herbert Benson, fundador del Mid Body Medical Institute de Massachussets plantea que todo líder de empresa necesita de un momento de relajación. En algunos casos, cambian a voluntad las situaciones difíciles, gestionando los problemas. Las salidas pueden surgirle en el gimnasio, en el campo de golf o en la ducha y así potencian la productividad. Otros recurren a los expertos, luego de padecer severos trastornos biológicos. “Los líderes sólo necesitan mirar el alto costo que tiene el estrés sobre sus negocios para entender por qué esto es tan importante”, indica Benson.


Saitta, en tanto, compara al trabajador con un automóvil. “Cuando se acelera el ritmo de trabajo, por iniciativa propia o por pedido de terceros, se lleva la máquina a fondo y esto puede terminar con el motor fundido. Sea cual fuere la circunstancia, es necesario sacar el pie del acelerador, pensar un poco, fijarse objetivos y luego seguir el camino, evitando los accidentes”, señala el experto consultado por nuestro diario. Saitta brinda algunas sugerencias para que la relación laboral sea más fluida, con el fin de no alimentar al estrés:


• Definir claramente las funciones de cada puesto de trabajo y comunicarlas.


• Mejorar las comunicaciones, reduciendo la incertidumbre.


• Proveer de oportunidades para que haya interacción social entre los trabajadores.


• Capacitar al personal en el manejo del estrés.

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