09 noviembre 2008

La artitris idiopática juvenil produce fiebre y dolor, y daña las articulaciones

Lo primero que hace la gente es asociar la enfermedad con fuertes dolores articulares y con que es propia de los adultos mayores. Pero no es así: la patología también afecta a chicos de menos de 16 años. Y aunque no existen estadísticas sobre este mal, especialistas estiman que en la Argentina hay más de 7.000 pacientes que padecen alguna forma de “artritis idiopática juvenil”. Es una enfermedad rara que afecta de 80 a 90 pacientes por cada 100.000 menores de 16.
LA GACETA participó recientemente en Buenos Aires del taller “Artritis idiopática juvenil: panorama de la enfermedad, síntomas, cómo tratarla y terapia biológica”, organizado para periodistas especializados en salud.
Durante la jornada disertaron los pediatras Graciela Espada y Rubén Cuttica -jefes de Reumatología de los hospitales de niños “Ricardo Gutiérrez” y “Pedro Elizalde”, respectivamente-; Gustavo Citera, jefe de Reumatología del Instituto de Rehabilitación Psicofísica; Eduardo Mysler, director de la Organización Médica para la Investigación (OMI) y de Michael Corbo, médico investigador de los EE.UU.

Signos típicos
Los médicos dejaron en claro que la artritis idiopática juvenil (AIJ) es una dolencia crónica de la infancia, caracterizada por inflamación articular persistente. Los signos típicos de la inflamación articular son dolor, hinchazón y limitación de la movilidad de la articulación.
Una enfermedad es crónica cuando, a pesar de recibir el tratamiento adecuado, no desaparece sino que sólo mejoran los síntomas y los resultados de los análisis de laboratorio. Además, una vez que se hace el diagnóstico es imposible pronosticar cuánto tiempo va a durar la enfermedad. Se la denomina idiopática porque se desconoce el origen, la causa o etiología de la dolencia.

Falla el sistema inmune
El sistema inmune, según explicaron Espada y Cuttica, protege de las infecciones causadas por virus o bacterias, porque diferencia lo que es ajeno y potencialmente peligroso. Lucha para eliminarlo porque es extraño y no pertenece al organismo. “Se piensa que la artritis crónica se debe a una respuesta anormal (de causa desconocida) del sistema inmune, en el que este pierde su capacidad para diferenciar lo ‘ajeno’ de lo ‘propio’, y ataca sus propias articulaciones. Por ello, la AIJ y otras enfermedades se llaman autoinmunes. Esto significa que es nuestro propio sistema inmune el que reacciona contra nuestros órganos”, explicó la reumatóloga pediatra Espada.

Factores genéticos
La AIJ no es una enfermedad hereditaria porque no se puede transmitir de padres a hijos. Sin embargo sí existen factores genéticos, insuficientemente caracterizados todavía, que predisponen a padecer la enfermedad. Los científicos que estudian la AIJ están de acuerdo en que la enfermedad es “multifactorial”, esto es, que se produce como resultado de la combinación de una predisposición genética y de la exposición a algún agente ambiental, probablemente de tipo infeccioso. Sin embargo, aunque exista predisposición genética, es excepcional que dos niños de una misma familia sufran la dolencia.
Se habla de artritis idiopática juvenil cuando la enfermedad comienza antes de los 16 años, dura más de seis semanas (para descartar otras artritis transitorias que se producen después de ciertas infecciones virales), y su causa es desconocida. El diagnóstico de AIJ se basa en detectar la presencia de artritis persistente, tras descartar otras causas de artritis mediante la historia clínica, la exploración física y las pruebas complementarias.

Afecta las articulaciones
La membrana sinovial que envuelve la articulación por dentro es muy delgada. Pero, cuando existe inflamación, la membrana sinovial se hace mucho más gruesa y se llena de células inflamatorias, al tiempo que aumenta la cantidad de líquido sinovial que contiene la articulación. Esto produce hinchazón, dolor y limitación de la movilidad. Una característica de la inflamación articular es la rigidez que se produce después de un reposo prolongado; por ello es particularmente intensa por la mañana (rigidez matutina).
A menudo el chico mantiene la articulación a medio camino: entre la flexión y la extensión, posición que se denomina “antiálgica” porque reduce el dolor. Si no se trata adecuadamente , la inflamación articular produce daños a través de dos mecanismos:
1) La membrana sinovial se vuelve muy gruesa y la liberación de distintas sustancias provoca la erosión del cartílago articular y del hueso.
2) El mantenimiento prolongado de una posición antiálgica produce atrofia muscular y estiramiento o retracción de los músculos y tejidos blandos que se hallan alrededor de la articulación, lo que termina produciendo una deformidad en flexión.

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