23 noviembre 2008

Agotados por la enfermedad

El autor del primer 'Tratado sobre Fibromialgia' aborda el alcance de la patología Se trata de un problema de salud en alza que afecta ya a un millón de españoles.

Hay quienes, en un arranque de maldad, la llaman la enfermedad de los vagos, porque dicen que se escudan en ella las personas con menos interés por el trabajo. Pero no es así. La fibromialgia y la fatiga crónica, dos dolencias tan parecidas que a menudo se confunden, se han convertido ya en el segundo tema de consulta en los servicios de Reumatología, por detrás tan sólo de la artrosis. «Es inaceptable que todavía se siga poniendo en duda la existencia de esta patología, pero incluso hay médicos que no la aceptan como tal», afirma Benigno Casanueva, autor del primer tratado sobre la enfermedad editado en España.
Un 3% de médicos generales y reumatólogos españoles aún ponían en duda en 2004 la existencia de la fibromialgia, que la Organización Mundial de la Salud reconoció como enfermedad en el año 1992. Para la mayoría, éste es el mal de Manuela de Madre, aquella alcaldesa socialista de Santa Coloma de Gramanet que hace seis años se vio obligada a dejar su cargo, acribillada por los incontrolables dolores que le provocaba este trastorno.
La existencia de una afectada al frente de una localidad de 120.000 habitantes, en un municipio vecino de Barcelona, convirtió a la fibromialgia en una auténtica estrella de los programas y las páginas de salud de los medios de comunicación. El interés social por la enfermedad decayó después a la misma velocidad a la que se llenaban las consultas de los especialistas. «Es curioso, porque se tiende a pensar que éste es un problema de salud nuevo, pero aparece descrito en la Biblia, 600 años antes del nacimiento de Cristo», relata el médico cántabro, autor de multitud de publicaciones en revistas de reconocido prestigio internacional.
La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por la extrema debilidad del paciente y los fuertes dolores que se sufren, que se extienden por los músculos y el conjunto del esqueleto. Los síntomas son muchos y muy variados. Además del dolor generalizado y crónico, el afectado puede sufrir una tristeza continua, con tendencia incluso a la depresión y pérdida de fuerza. En muchos casos presenta contracturas musculares, el sueño alterado, ansiedad, hormigueo en las manos, calambres, incluso deterioro cognitivo. Cuando más se tarde en diagnosticar, peor pronóstico.
Afecta más a la mujer
Casanueva dice que entre el 2% y el 6% de las consultas de Atención Primaria y entre el 12% y el 20% de Reumatología están relacionadas con esta complicación. Las estimaciones de los especialistas apuntan a la existencia de 800.000 a un millón de afectados en España, principalmente mujeres, en una proporción de 21 a 1. «Aunque tiene mayor incidencia entre la población femenina, yo no creo que, en realidad, la diferencia sea tan grande. Lo que ocurre es que a los hombres les cuesta más visitar al médico», señala el experto.
Los reumatólogos tienen un examen de control de 18 puntos del cuerpo, llamados miofasciales, más sensibles al dolor y que les permiten diagnosticar la enfermedad al paciente. Esta, pese a lo que se crea, es de las patologías a las que menos recurren los buscadores de bajas. La prueba apenas falla en el 1% de los casos.

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