25 octubre 2009

LA INFORMACION NO TIENE QUIEN LA INFORME



Considero que los llamados
síndromes sin explicación médica en el que se engloban muchos padecimientos, algunos con etiqueta (migraña, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, síndrome de sensibilidad química múltiple, colon irritable, vulvodinia, cistitis intersticial...) y otros sin ella, son secundarios a una disfunción cerebral que yo denomino disfunción cerebral evaluativa y que equiparo a la disfunción evaluativa inmune, responsable de las alergias y enfermedades autoinmunes.

Las neuronas aparecen evolutivamente después que el sistema inmune pero comparten función y mensajería con él, actuando de forma absolutamente integrada.

"Las defensas" pueden estar excesivamente altas o excesivamente bajas.

Si pensamos exclusivamente en el sistema inmune como responsable de "la defensa" deduciremos que, en el primer caso (defensas altas), nos estamos refiriendo al problema de la alergia y las enfermedades autoinmunes y en el segundo el de las inmunodeficiencias (congénitas y adquiridas).

Probablemente no caemos en la cuenta, porque nadie nos lo ha hecho saber, que la red neuronal también participa en "la defensa", generando, al igual que su antecesor, el sistema inmune, estados defensivos altos o bajos.

Las defensas neuronales bajas se producen cuando la red neuronal del sentido del daño, las neuronas nociceptivas, quedan dañadas por diversas enfermedades (polineuropatías de fibra fina). Los estímulos nocivos no son detectados y los tejidos sufren todo tipo de agresiones sin que el individuo sienta dolor y, por tanto pueda defenderse. Serían estados equivalentes a la inmunodeficiencia adquirida. El equivalente congénito sería la ausencia congénita de dolor una entidad en la que fallan los factores de crecimiento necesarios para dotar al organismo de las neuronas del sentido del daño. La ausencia congénita de dolor impide el sufrimiento pero genera todo tipo de lesiones y mutilaciones por déficit de la función defensiva neuronal.

Los neurólogos no han construído la idea de una red neuronal nociceptiva (detectadora de daño) en estado de alerta excesiva, equivalente a la que genera la alergia y las enfermedades autoinmunes pero existen esos estados y son tan frecuentes y problemáticos como sus equivalentes inmunes.

El estado de "defensas excesivamente sensibles" puede implicar a la red inmune y/o a la neuronal. Su génesis no es bien conocida en los detalles pero sobreviene en el curso del proceso de aprendizaje que ambos sistemas desarrollan a lo largo y ancho de la vida, tratando de detectar señales que permitan detectar con antelación el agente o estado amenazante.

A todos nos han explicado en Biología el sistema inmune con sus dos brazos, el congénito y el adquirido (aprendido) pero no se nos explica que existe también el sistema defensivo neuronal con sus dos componentes; congénito y adquirido y que este segundo puede dar lugar a todo tipo de problemas, equivalentes a la alergia y enfermedades autoinmunes.

Creo que gran parte de las controversias se disolverían si tenemos en cuenta este hecho biológico básico: la existencia de una red neuronal defensiva que aprende a ver peligro y que actúa cuando cree que algo está amenazado.

Al no disponer de esa idea básica aparece, por un lado, el confuso mundo de "lo psicológico", "lo funcional", las somatizaciones y demás y por el otro el de las teorías que buscan exclusivamente en lo neuroinmunoendocrinológico o infeccioso-postinfeccioso los orígenes de la enfermedad, como reacción (comprensible) al empeño (infundado) de culpar a la psicología y ánimos del paciente todo el síndrome.

El aprendizaje del sistema inmune adquirido está condicionado por la experiencia adquirida con el contacto del organismo con bacterias, virus, hongos, parásitos y las lesiones que producen. Se genera así la cognición del sistema inmune, el conocimiento que determina la supervivencia (sensibilización) o eliminación de los clones de células inmunes responsables.

El aprendizaje del sistema defensivo neuronal asienta sobre experiencias adquiridas con estímulos térmicos, mecánicos, químicos y las lesiones que han generado. Se genera así la cognición neuronal, el conocimiento que la red defensiva neuronal aplicará para encender programas de alerta (p.ej. dolor).

El aprendizaje inmune no se beneficia, que sepamos, de lo que les sucede a otros individuos. Cada uno desarrolla su aprendizaje en solitario.

La red neuronal puede recoger señales del daño ajeno a través de todo tipo de sensores (se ha descrito recientemente la participación de las neuronas olfativas) y así construir cognición nociceptiva socializada sin tener que experimentar en propias carnes.

La información experta a través del lenguaje contribuye a generar cognición nociceptiva neuronal y alimenta los encendidos y/o apagados de la red. Todo ello se produce de forma inconsciente y sin necesidad de una autorización o un parecer favorable del individuo. Una vez construida una probabilidad de daño, la red opera y activa los programas correspondientes. A partir de ahí entra el individuo haciéndose preguntas y encontrando las respuestas que la red informativa facilita.

La información es lo que da sentido a las neuronas. No es posible entender el organismo y sus disfunciones sin considerarla. Los pacientes dudan de que "sólo hablando" podamos hacer nada o que la información sola pueda ocasionar todo el drama de la fibromialgia y síndrome de fatiga crónica. Es comprensible pero es un error que trae serias consecuencias.

Lo verdaderamente lamentable es la falta de concienciación e información en torno a esta fundamental cuestión biológica.

La información no tiene quien hable de ella aunque corren ríos de tinta emocionada,airada y desesperada sobre sus dramáticas consecuencias...

FUENTE : DT.ARTURO GOICOECHEA

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