11 junio 2009

TRASTORNOS DE SOMATIZACIÓN


'Hoy es lunes y me duele la tripa'

  • El 10% de los menores de siete a 14 años tiene síntomas físicos sin causa orgánica
  • Entre un 60% y un 80% de los afectados padecen también ansiedad o depresión.

    'Me duele la tripa'. Qué padre, madre o profesor no ha escuchado alguna vez esta queja de boca de un menor. Todos, sin excepción, han pasado por este tipo de molestia, pero en pocos de ellos la razón de su dolor es física.

    Los trastornos de somatización, aquéllos que producen síntomas corporales sin causas orgánicas documentables, han sido uno de los temas abordados durante la celebración este fin de semana en Pamplona del 44 Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AEPNYA).

    La reunión, convocada bajo el lema "El riesgo de no hacer nada. Prevención, diagnóstico y tratamiento precoces basados en la evidencia", ha sido organizada por César Soutullo, director de la Unidad de Psiquiatría Infantil y del Adolescente de la Clínica de Navarra y el doctor Javier Royo Moya, del Hospital de Día Infanto-Juvenil de Salud Mental Natividad Zubieta del Servicio Navarro de Salud. Durante la convocatoria, Alicia Koplowitz hizo entrega de las nueve becas que otorga la Fundación que lleva su nombre para formación en psiquiatría infantil, además de las ayudas a proyectos de investigación de jóvenes médicos en este campo, por un valor global de 1,5 millones de euros.

    Elena Garralda, del Hospital St. Mary, en Londres (Reino Unido), ha insistido en que los trastornos de somatización son muy frecuentes entre la población infantil y llevan a los menores a pasar reiteradamente por las consultas de Atención Primaria. Precisamente, esta especialista ha constatado la elevada prevalencia del problema en un estudio en el que han participado 807 menores de tres a cinco años, residentes en ocho áreas urbanas y 30 rurales de España.

    Publicado en el 'Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry', el trabajo constata que un 57% de los padres de los menores participantes reconoció que su hijo había tenido síntomas psicosomáticos al menos una vez en las dos semanas previas al inicio de la investigación. Este tipo de síntomas se producía de forma frecuente en el 20% de ellos. Asimismo, un 10% de los adolescentes de siete a 14 años también los experimenta.

    "Una de las consecuencias directas del trastorno es la pérdida de días de colegio. Hasta un 16% de los afectados no acude a clase y un 25% sufre problemas académicos", comenta la doctora Garrada.

    Para esta especialista, es importante tomar conciencia de que estos menores "suelen sentirse humillados porque se subestima su dolor y se desconfía de su existencia. Pero ellos lo sienten como real". El dolor de abdomen es la molestia somática más común (dolor, vómitos, náuseas...) seguida de los dolores de cabeza. En los casos más graves, los afectados pasan de sentir dolor, a dejar de comer poco a poco, de andar... hasta que acaban metidos en la cama. "En España no hay casos, pero en Reino Unido y EEUU, sí hay niños con Síndrome de Fatiga Crónica debido a un problema de psicomatización".

    Experimentar los síntomas psicosomáticos depende de "si existe una vulnerabilidad biológica [hay una deficiencia del neurotransmisor serotonina en los afectados], pero también de la conjunción con otros factores como son los problemas emocionales y el tipo de personalidad. Asimismo, de la vivencia de situaciones estresantes", destaca Garralda.

    Así, los afectados suelen ser menores trabajadores, muy buenos estudiantes, que se preocupan por satisfacer a los padres y especialmente sensibles. Afortunadamente, las terapias actuales logran que el trastorno remita en un 85% de los casos y de forma rápida. Tampoco hay que descartar que detrás de las quejas físicas continuas existe un cuadro depresivo.

    Un detalle último es recordar a los padres que pueden contribuir a mejorar el estado de sus hijos o agravarlo. "Es normal que los protejan, pero este hecho empeora su situación. Debe procurar reducir la atención que le prestan poco a poco para que el menor se vaya recuperando", insiste.

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