Luis Pablo Rodríguez, jefe clínico de Rehabilitación del Hospital Clínico Universitario de San Carlos de Madrid.
Congreso Nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef) 2009
Los trastornos digestivos, la fatiga, el sueño no reparador y los cuadros depresivos son, por este orden, los síntomas más comunes que sufren las personas con fibromialgia, un síndrome que afecta a cerca de dos millones de españoles (entre el 2'5 y el 5 por ciento de la población), según estiman los expertos.
“No hace demasiados años, la fibromialgia era una enfermedad con dolor crónico inexplicable sin etiopatogenia definida”, ha asegurado Luis Pablo Rodríguez, quien recuerda que en la actualidad ya se conoce la existencia de una alteración en los neurotransmisores cerebrales de las personas que padecen la enfermedad, en su mayoría mujeres,
“Nueve de cada diez pacientes que presenta este grupo de patologías son mujeres, dado que hay un componente hipotalámico central en el origen de la enfermedad. Durante el embarazo, el parto y la postmenopausia, cuando se producen ciertos desajustes en el organismo de la mujer, el riesgo incrementa”, ha subrayado el especialista en Valladolid.
En esta línea, apunta que el 71% de las mujeres jóvenes tiene la base genética de la fibromialgia, cuyo diagnóstico es complejo. No obstante, existen ciertos parámetros que pueden levantar las “sospechas” de las personas enfermas.
“Se estima que casi el 100% de las personas afectadas padece trastornos digestivos, tres de cada cuatro sufre cuadros de fatiga, un sesenta por ciento es víctima de un sueño no reparador y un cuarenta por ciento presenta cuadros depresivos”, unos síntomas que no son exclusivos del síndrome fibromiálgico y pueden confundirse, por ejemplo, con un síndrome de fatiga crónica. De este modo, señala que uno de los problemas más frecuentes con esta patología es “el error en el diagnóstico”.
El jefe clínico de Rehabilitación del Hospital San Carlos explica que hay una serie de puntos sensibles en el organismo de las personas que padecen la enfermedad de manera que, ejercida una presión adecuada sobre ellos, reaccionan de manera “evidente” al estímulo. Para ilustrar esta afirmación, el experto recurre a la figura de Fidra Kalho.
“Si uno contempla un autorretrato suyo en el que aparece agujereada por alfileres, se comprueba que éstos están colocadas en esas zonas señaladas”. De igual modo, en uno de sus libros revela las dificultades que tiene para descansar, una alternación de la fase REM del sueño propia de esta patología.
En cuanto al papel de la rehabilitación en este campo, a juicio del especialista es “esencial”. La fórmula más eficaz es la conjugación entre la farmacología y la actividad física personalizada, “un plan de ejercicios diseñados de manera específica para cada individuo”. En este sentido, el ejercicio físico aeróbico, realizado en medios como el aire y el agua, ofrece mejores resultados.
Por otro lado, se ha comprobado empíricamente que la persona que padece esta enfermedad es menos tolerante al frío, mientras que el calor reduce la intensidad de los síntomas. “El médico rehabilitador ha de mostrar al paciente cómo es su enfermedad y darle las herramientas para que sepa protegerse. Es otra de las funciones de su especialidad”, concluye el especialista
No hay comentarios:
Publicar un comentario