09 noviembre 2008

PREGÚNTELE A LA MAYO/ Un síndrome peligroso para el corazón

Me diagnosticaron síndrome metabólico y me dijeron puede afectar la salud de mi corazón, tanto como si fumara dos paquetes de cigarrillos al día. ¿Qué tiene que ver este mal con la enfermedad cardíaca?

Responde Francisco López Jiménez, cardiólogo de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, Estados Unidos). Síndrome metabólico es el nombre que se da a un grupo de afecciones que se presentan al tiempo: hipertensión, exceso de grasa alrededor de la cintura (cuerpo con forma de manzana), niveles bajos de colesterol bueno (HDL), y altos niveles de azúcar en la sangre, así como de las grasas llamadas triglicéridos.

Uno solo de estos factores aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca, porque promueve el endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis) y la formación de coágulos sanguíneos, cosas que contribuyen al ataque cardíaco.

Al combinar estos factores, el riesgo es aún mayor. Un estudio reveló que los hombres con tres o más componentes del síndrome metabólico casi duplican su probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular, y tienen tres veces más riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas que las personas que no presentan ninguno de los factores. Detrás de prácticamente todos los componentes del síndrome metabólico está la resistencia a la insulina, afección en la cual las células musculares requieren excesiva cantidad de insulina a fin de procesar el azúcar en la sangre y producir energía. Los altos niveles sanguíneos de insulina y glucosa resultantes de este fenómeno interfieren con el proceso metabólico del organismo (por ejemplo, suben los niveles de los triglicéridos y otras grasas sanguíneas) y afectan la función renal hasta llevar a la hipertensión.

La resistencia a la insulina también contribuye a un estrechamiento de las arterias coronarias, lo que disminuye el flujo sanguíneo; espesamiento de la sangre, que hace más fácil la formación de coágulos sanguíneos, y niveles altos de marcadores sanguíneos de inflamación, los cuales se han asociado con un riesgo mayor para ataque cardíaco.

La piedra angular en el tratamiento del síndrome metabólico es el ejercicio y la dieta: hacer entre 30 y 60 minutos diarios de ejercicio de intensidad moderada (una caminata rápida, por ejemplo) y comer en forma balanceada. En caso necesario, el médico refuerza el cambio en los estilos de vida con la formulación de medicamentos para bajar la presión sanguínea, controlar el colesterol y ayudarle a perder peso.

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