19 noviembre 2008

Malos aires

Cansancio, fatiga, dolores o falta de concentración. Son algunos de los síntomas que afectan a cerca de 300.000 alicantinos, un 16% de la población, que padecen una sensibilidad a los elementos químicos -como perfumes, insecticidas o ambientadores- mayor al resto de personas. En un 2% de los casos la situación se agrava y se cronifica, mientras el resto puede desarrollar enfermedades como fatiga crónica, fibromialgia, asma o alergias. Se trata de patologías ambientales que empeoran y aumentan con la creciente contaminación en la provincia.
Así lo aseguró ayer el médico Pablo Arnold, especializado en estas patologías, tras su participación en las jornadas internacionales sobre Calidad del Aire y Efectos sobre la Salud que se celebran esta semana en la Universidad de Alicante. En ellas también intervino el experto en medicina del trabajo José María Roel, quien aseguró que la incidencia del cáncer está relacionada con la polución ambiental. "Las zonas con más mortalidad son precisamente las de mayor contaminación: Barcelona, Huelva y zonas de Asturias", dijo.
Todas estas enfermedades ambientales van en aumento en la provincia debido a la mayor contaminación. El responsable de Ecologistas en Acción de Alicante, Carlos Arribas, afirma que en 2007 las medidas recogidas en la UA revelan que "el límite legal de partículas en el aire se rebasó en 64 días y fue superior a lo registrado en 2006".
Francisca Guitérrez forma parte del 2% de afectados crónicos por el síndrome de sensibilidad química múltiple de la provincia y una de las pocas que está diagnosticada, pues muchos desconocen que lo padecen. Va con una mascarilla porque no soporta el olor a los cosméticos, a los productos de limpieza, al humo de los coches, a la tinta de las revistas y, por supuesto, a los pesticidas y desinfectantes. Ahora está bien, pero pasó dos años en cama con dolores, pérdida de visión y audición y un sinfín de síntomas. Otra enferma, Laura Domínguez, de 31 años, adquirió el síndrome tras una larga temporada expuesta a pesticidas en su puesto de trabajo. José Javier Coll, de 35 años, tiene diagnosticada fibromialgia y asegura que los fuertes dolores le impiden trabajar.
Todos ellos achacan sus dolencias a la elevada contaminación ambiental por lo que exigen más control de la polución y concienciación sobre estas patologías.

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