Al ser seres biopsicosociales, estamos expuestos tanto a influencias hereditarias, psicológicas y factores ambientales, yo me centraré en estas últimas porque tienen que ver mucho con el manejo de los afectos, en otras palabras involucra la parte emocional.
En primer lugar hablaremos de la tolerancia a la frustración o al rechazo. En el aspecto físico lo advertimos cuando alguien de tez muy blanca se va a la playa durante una semana, al segundo día de estar en ella y si no usa un bloqueador adecuado, el ardor y enrojecimiento de la piel va a ser considerable, a diferencia de otra persona con piel más obscura a quien los rayos del sol le van a afectar obviamente, pero su piel no lo va a denotar como aquél.
Sucede lo mismo con los afectos, existen individuos tolerantes al rechazo y otros no, algunos tolerantes a la autoridad, otros no. O Incluso algunos otros necesitados de contacto físico y otros no.
Cuántas veces no hemos visto parejas que se disuelven y una parte de ellas cae en un cuadro de estrés grave, generando síntomas como dolor estomacal, inflamación, incapacidad para evacuar, etc. Se le diagnosticará una colitis, para lo cual la persona tomará medicamentos durante dos semanas consiguiendo eliminar la sintomatología, pero sin eliminar el “problema” de raíz, ya que éste tiene que ver con que la persona con quien se planeó vivir y construir todo un proyecto de vida no quiso compartirlo.
Otro caso muy común es el niño que le aparecen manchas rojizas a lo largo de su piel tanto en la espalda como en el rostro, asiste a consulta pediátrica y pasa la mayor parte del tiempo con pomadas o ungüentos que le quitarán las manchas, pero nuevamente no eliminarán el problema de raíz. Evaluando la historia familiar y personal del niño encontramos a un niño demandante de afecto y contacto físico que no lo consigue de su familia por lo cual irrumpen en él una sintomatología reflejada en la piel.
De ninguna manera estamos diciendo que las enfermedades no tienen origen fisiológico o que tengan que dejar de ir con el doctor o incluso que todas las enfermedades tengan origen en las emociones. Sin embargo contestando la pregunta de la Sra. Díaz, si existe una relación estrecha entre emociones y enfermedades, para lo cual se deberá asistir al médico, para descartar otras causas.
En segundo lugar hablaríamos del estrés, que es otro claro ejemplo de cómo los factores emocionales influyen en la creación de síntomas físicos. Existe una gran cantidad de pacientes que acuden a consulta con enfermedades como gastritis, colitis, dolores musculares, e incluso tifoidea.
Estos pacientes aducen que han comido mucho en la calle, que no han comido a las horas pactadas, que están sentados en su trabajo en una mala postura, etc. Sin embargo revisamos el historial y nos encontramos con personas que se sienten inseguras, que se sienten rechazadas, que quieren ser el centro de atención en todos los eventos, que se exigen demasiado o incluso que no sirven para nada.
Se ha demostrado últimamente a través del neurofeedback que muchas de estas afecciones que nombramos tiene su origen emocional y que con un buen tratamiento, alimentación adecuada y tener un sentido en la vida, incluso creer en algo o en alguien ayudan a mejorar la salud integral.
Los invito pues a hacer una autoexploración emocional para encontrar las causas de nuestro malestar, y si éstas son de origen emocional, buscar ayuda con un profesional, buscar apoyo con técnicas de meditación o relajación o dedicarnos más tiempo a trabajar en nosotros y no sólo para la empresa.
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