Investigadores de la compañía de fertilidad Sydney IVF recibieron la primera autorización para producir embriones humanos con fines terapéuticos, en un hecho sin precedentes con el cual pretenden tratar la distrofia muscular, por ejemplo.
El director de investigación en Sydney IVF, Tomas Stojanov, afirmó que la empresa tenía una combinación única de habilidades, tecnología y acceso a óvulos humanos -unos siete mil 200- por lo cual confió en que la misión tendrá éxito.
Sin embargo, la licencia concedida por NHMRC no autoriza a los científicos a llegar a la etapa de gestación, "pueden llegar hasta la etapa llamada blastocisto (que es cuando aún no está implantado el embrión en el útero)". Ahí tienen que parar la investigación.
Stojanov explicó que en la investigación sólo se utilizarán óvulos inmaduros que no son factibles para la fertilización in vitro y aquellos cuyos donantes han dado su consentimiento, según reportes del diario The Sydney Morning Herald.
La prohibición nacional a este tipo de investigación, conocida como transferencia nuclear de reproducción terapéutica o de célula somática, fue levantada en diciembre de 2006 cuando el primer ministro Kevin Rudd era diputado de oposición y voto por mantenerla.
El procedimiento de clonación consiste en poner ADN de un paciente en un huevo vacío para reproducir un embrión, por lo que el intento de trabajar con células humanas despertó de inmediato una fuerte polémica en Australia.
El director del Centro de Etica para la Investigación de Células Madre, David Van Gend, consideró que la autorización es un abuso, ya que a su juicio existen suficientes adelantos médicos para el tratamiento de enfermedades que no hacen necesaria la clonación.
"Es inefable que debamos continuar este proyecto de crear embriones humanos clonados. No hay justificación", aseveró Van Gend, citado por el rotativo.
En respuesta, Stojanov aseguró más tarde que esta investigación no implicará la creación de vida humana, "no estamos creando un embrión para propósitos reproductivos", insistió.
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