Un informe europeo confirma que el brote del año pasado fue el mayor de la última década en la región
Topillos recogidos en agosto del 2007 en un viñedo de Aldeanueva del Codonal (Segovia)./ A. TANARRO
LOS DATOS DEL 2007
Un estudio elaborado por el Centro Europeo de Control de Enfermedades confirma que uno de cuatro casos de tularemia detectados durante el brote que afectó a cinco provincias de la comunidad entre junio y diciembre del año pasado fueron provocados por el contacto directo con los roedores. El informe sitúa el brote del 2007 como el mayor de la última década registrado en Castilla y León.
Los datos del instituto europeo coinciden a grandes rasgos con los últimos estudios aportados por la Junta y calculan en 507 el número de afectados -tres más que los contabilizados por el Ejecutivo regional- repartidos por las provincias de León, Palencia, Burgos, Valladolid y Zamora. Semejante cantidad sólo se superó en 1997 con 534 casos tratados, mientras que los brotes se repitieron de forma mucho menos virulenta en años como el 2004 con 13 casos.
El perfil de los enfermos contagiados por la 'francisella tularensis' -bacteria responsable de la infección- responde al de varones (80,1%) de entre 41 y 70 años. La gran mayoría de los afectados vivían en el medio rural o estaban en contacto frecuente con él. No en vano, el estudio advierte de que el 34,9% de los infectados por la bacteria eran agricultores o trabajadores vinculados al campo cuando no meros amantes de la naturaleza que daban «paseos frecuentes» por este medio (11,8%). Todos ellos contrajeron la enfermedad por inhalación del polvo durante labores agrícolas u obras.
En cuanto a los 'focos vivos' del brote, la palma se la llevan los topillos que el año pasado arrasaron los campos de buena parte de la región y que la Consejería de Agricultura dio por erradicados, al menos como plaga, en mayo. Nada menos que el 24,3% de las infecciones fueron provocadas por los roedores mientras los animales domésticos, en especial perros y gatos, estuvieron detrás del 19,7% y los cangrejos de río causaron el 13,2%. Otro 10,9% de los casos se produjeron por picaduras de mosquitos, contacto con otros animales (9,5%) o agua sin tratar (8,1%), manipulación de liebres (6,5%) o de paja y alfalfa (4,9%) y un porcentaje mínimo (0,2%) se contagió por comer carne poco cocinada.
Los primeros casos surgieron en la primera mitad de mayo y alcanzaron su punto álgido entre el 18 de junio y el 22 de octubre, donde se concentraron nueve de cada diez infecciones, con picos en torno al 24 de junio y al 18 de agosto.
Tiempo de curación
Los pacientes, que tardaron entre uno y catorce días de media en incubar el virus y entre tres y seis semanas en curarse, presentaron los síntomas clínicos del virus en su forma tifoidea (59%), ulceroglandular (14,6%), glandular (12,6%) o de neumonía (7,9%).
Los síntomas más frecuentes para detectar el virus son: fiebre súbita, escalofríos, dolores de cabeza, diarreas, dolores musculares y en las articulaciones, tos seca y debilidad progresiva.
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