05 junio 2009

Daniel Stamboulian “No es tan grave. La prioridad es el dengue”


El infectólogo le baja el tono a la psicosis de la gripe A. Es el mayor especialista del país. Está más preocupado por las enfermedades endémicas que por el nuevo virus. Las razones y su oposición al cierre de colegios.
Por Raquel Roberti

Al cierre de esta edición se habían cerrado en forma total doce colegios y otros veinte habían suspendido algunos cursos, pero en sólo diez de esas instituciones hubo casos confirmados de gripe A (o porcina). En Inglaterra, el cierre del aristocrático colegio Eton –formador de reyes, príncipes y primeros ministros– constituyó el número quince de ese país que registra casi 400 enfermos de gripe A. Hasta el miércoles, en la Argentina había 144 infectados por el virus A/H1N1. Mientras tanto, la cifra de enfermos de dengue se acercaba a los veinte mil, con cuatro muertos.

Según el Ministerio de Salud nacional, nueve de cada diez infectados están vinculados a institutos educativos: son alumnos, padres o docentes. La mayoría de los casos iniciales –que luego contagiaron a personas de su entorno– se registró en chicos o adultos que viajaron a Estados Unidos. El lunes 1 de junio se conoció un caso de polio en San Luis, después de once años, y se atribuyó a que en algunas zonas no se completan las cinco dosis de vacunación, pero nadie se preguntó por qué sucede.

También según las autoridades sanitarias, todos los casos de gripe A son leves y no se registró ninguna muerte por esta enfermedad. La gripe estacional, cada invierno en la Argentina, afecta a un millón y medio o dos millones de personas, de las que mueren entre mil y tres mil quinientas.

–Doctor Stamboulian, ¿por qué hay tanta alarma respecto de la gripe porcina?

–Se debe a que cuando apareció en abril se comprobó que era un virus nuevo, que se transmite fácilmente de humano a humano y que podría producirse una pandemia, razones por las que la Organización Mundial de la Salud decretó el alerta pandémico o fase 5. Pero la evolución del virus durante este mes y medio nos muestra que tiene características benignas a pesar de su alta transmisibilidad, ya hay más de 60 países afectados y cerca de 17.000 enfermos. Claro que la gripe estacional es también muy importante por las cifras de muertos que ocasiona cada año.

–¿Sirve cerrar oficinas y/o escuelas para desinfectar?

–Es un tema controvertido, cuando se produce un brote importante muchas veces se cierran escuelas para evitar la difusión del virus. Considero que lo más recomendable es que las oficinas y escuelas estén abiertas y no concurran los niños, maestros o personal que presenten un cuadro gripal. Antes de llegar al cierre habría que implementar un plan tendiente a minimizar el impacto y preparar un programa de gestión por si se convierte en pandemia, cuando afecta al 40 por ciento de la población. Mientras tanto, el que está enfermo debe quedarse en su casa durante siete días.

–¿Qué debería hacer la gente para prevenir el contagio?

–Como no existe vacuna, lo único que podemos hacer es tratar de evitar la cercanía con personas enfermas de gripe, cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo descartable al toser o estornudar, lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón o alcohol en gel, limpiar los ambientes con preparados de lavandina o similares, y si uno está enfermo, hacer aislamiento en su casa por siete días.

–Este virus, ¿es mortal? ¿En qué casos?

–La mortalidad es menor de uno en mil y cuando la gripe se complica aparecen dificultad para respirar, dolor en el pecho, confusión y vómitos persistentes, por lo que debemos consultar rápidamente al médico. Tomadas las medidas adecuadas en ese momento, se evitan muchas muertes que, en general, se producen por neumonías complicadas.

–¿Qué diferencias hay entre los síntomas de la gripe estacional y la porcina?

–En realidad los síntomas son muy similares y es prácticamente imposible diferenciarlas, por eso la importancia de una consulta temprana. Para ambas, y especialmente cuando se presentan en forma severa, se recomiendan antivirales específicos.


Daniel Stamboulian es el mayor especialista del país en enfermedades infecciosas. Su interés en el tema surgió en Ledesma, Jujuy, donde a mediados de los ’60 organizó un servicio de pediatría, su especialidad en ese entonces. Allí fue testigo de las muertes ocasionadas por las enfermedades infecciosas, desde rabia hasta tétanos y varicela. Desesperado por la situación y apasionado en la lucha, Stamboulian viajó a Estados Unidos y se especializó en el County General Hospital de Los Angeles, donde trabajó junto a Paul Wehrle, a quien se le debe la vacuna contra la viruela.

En 1971 regresó al país y desde entonces realiza tareas asistenciales, docentes y de investigación. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y de la Asociación Panamericana de Infectología. Fundó y preside la Fundación del Centro de Estudios Infectológicos (Funcei). A lo largo de su carrera recibió numerosas distinciones, entre ellas el diploma al mérito de Fundación Konex en 1993 y el Fund TV por su ciclo A ciencia cierta en 2006.

En la actualidad continúa atendiendo a sus pacientes en los consultorios del Centro de Enfermedades Infectológicas (CEI), con la misma paciencia de siempre. Es un hombre ocupado, no hay duda, pero respondió con su típica voz grave y queda las inquietudes de Veintitrés.

–Se dice que las epidemias de gripe son cíclicas y que en los últimos años se acortó el plazo en la aparición de nuevas cepas, ¿es real?

–La gripe acompañó, con distintas caras y nombres, la historia de la humanidad; algunas veces en forma epidémica y otras, pandémicas. Se considera pandemia cuando aparece un nuevo virus frente al cual la población no tiene inmunidad, afecta a muchas personas y se difunde prácticamente a todos los países. En esos casos puede llegar a afectar al 40 por ciento de la población ocasionando un fuerte impacto en la economía, aumentando las internaciones y la mortalidad. En el siglo pasado, entre 1918 y 1919, se produjo la gran pandemia de gripe española con 40 o 50 millones de muertes por el brote de un virus de influenza, también A y subtipo H1N1. Claro que en esa época no había tantos antibióticos, antivirales ni las facilidades actuales para el manejo de gripes complicadas. Luego, en 1957, tuvimos la gripe asiática con un saldo de entre 1 y 2 millones de muertos, y finalmente la epidemia de Hong Kong, de 1968, que provocó 700 mil muertes. Pero desde entonces ninguna otra con un saldo tan fatal.

–¿El virus de la gripe porcina es el mismo de la española?

–Comparten algunas características similares, pero no el nivel de virulencia. Hasta ahora se está comportando como un virus de gripe benigno.

–¿Cómo actúa el virus?

–Entra al organismo y se adhiere a algunas células respiratorias de la orofaringe, produce inflamación del tracto respiratorio y se traduce en tos, dolor de garganta y trastornos generales, como cefaleas, dolores musculares y fiebre.

–La vacuna que se aplica ahora, ¿sirve para la gripe porcina?

–No es específica para la gripe porcina sino para la estacional, pero es conveniente que las personas con indicaciones se la apliquen porque al haber dos virus circulando el riesgo es mayor.

–¿Qué opina de los centros de salud privados que, según el jefe de gabinete Sergio Massa, se negaron a atender a personas con síntomas de gripe aduciendo que era un problema del Estado?

–No tengo referencias de centros que se hayan negado a hacerlo.


Ya sea porque no recibieron atención en centros privados o porque la alarma por la gripe porcina, que a una semana del primer caso detectado en México llevó a agotar los barbijos y el gel de alcohol en el país, las consultas en los hospitales crecen a diario. A punto tal que trece hospitales provinciales abrieron consultorios especiales, aislados de los convencionales, para atender casos sospechosos derivados de la consulta común.

El Instituto Malbrán analiza más de 400 muestras de posibles contagios. Ya nadie pregunta cuántas muestras analiza el Instituto Maiztegui, en Pergamino, pertenecientes a casos sospechosos de dengue.

En la provincia de Santa Fe recomendaron suspender los viajes de egresados que tradicionalmente se realizan en invierno y desde Bariloche respondieron que es un consejo poco apropiado ya que de seguir el criterio la población entera debería encerrarse en sus hogares. Sin embargo, las autoridades sanitarias de Río Negro y de Bariloche instalarán cámaras termográficas en el aeropuerto y en el puesto de control caminero, donde además funcionará un trailer sanitario. Quien tenga fiebre por angina, mejor que se quede en su provincia.

El martes, en Bahía Blanca, aislaron a siete pasajeros de un micro en el que viajaba un ciudadano chileno proveniente de Puerto Montt, donde murió Francisco Vera, de 37 años, a raíz de complicaciones relacionadas con la gripe A. ¿Se repite lo que contó en estas páginas Cecilia González, corresponsal de la Agencia Mexicana de Noticias? El kiosquero de su cuadra le preguntó por qué no usaba barbijo si era de ese país. Chile es el país de Sudamérica con más casos confirmados, 313 entre niños y adultos. Pero las naciones más afectadas son Estados Unidos, con 8.975 enfermos y 15 muertos, México, con 5.029 infectados de los cuales 97 murieron y Canadá con 1.336 casos.

–¿La globalización favorece la aparición y extensión de nuevas enfermedades?

–En realidad, la facilidad de los viajes.

–¿El mundo está preparado para hacerles frente?

–Para dar una respuesta positiva, todos los países deberían tener planes de contingencia para las infecciones emergentes y reemergentes. Nosotros, por ejemplo, debemos trabajar mucho para controlar infecciones como el dengue que produjo más de 20.000 casos durante este año.

–¿Qué enfermedades vienen?

–Es difícil de predecir las que emergen, pero las que reemergen son el cólera; la tuberculosis que, por un lado, está asociada al HIV y, por otro, sigue siendo una enfermedad social que requiere de mucho trabajo de los asistentes sociales; paludismo y algunas más. Mientras exista la humanidad existirán las infecciones y tenemos que estar atentos para evaluarlas, diagnosticarlas y tratarlas como corresponde.

–¿Se pueden prevenir?

–Con cada aparición de alguna de estas enfermedades, en realidad se aprende, de tal manera de estar preparados para cuando reemergen. Con el cólera aprendimos la importancia del lavado de manos y de las famosas tres gotitas de lavandina en el agua; con la fiebre hemorrágica se desarrolló la vacuna; con el hanta virus aprendimos a ventilar los lugares cerrados y a convivir con los ratones colilargos, con el SARS vimos la importancia de aislar a los enfermos. Todo eso debe estar presente para enfrentar las reemergentes. Ahora se detectó un caso de polio, pero antes de opinar debemos esperar el resultado de los estudios y saber si es un virus modificado de la Sabin o el virus de polio salvaje. Por supuesto, en todos estos casos tiene una gran influencia la pobreza.

–¿Cual es la prioridad de la Argentina en salud?

–La gripe estacional todos los años, el dengue que llegó para quedarse y hay que trabajar mucho, como en los ’60, para controlar el Aedes aegipty. Y el HIV sigue siendo un problema serio.

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