09 marzo 2009

Una sociedad Enferma

Treinta mil casos de fibromialgia en las Baleares, como publica Diario de Ibiza, significan una alarmante epidemia que afectaría ya al 6 por ciento de la población femenina de las islas. La medicina carece de una prueba diagnóstica para verificar o descartar que alguien padezca esta enfermedad cuyos síntomas son comunes, inespecíficos y variables.
La Asociación Balear de Apoyo a la Fibromialgia (ABAF) reclama, cuando airea las cifras de afectadas, una «mayor concienciación» sobre este mal tanto por parte de la sociedad como por los médicos de las islas, y es que las pacientes de fibromialgia, aunque parece que pocas o ninguna fingen, se distinguen por su insistencia en que sus síntomas no son de origen psíquico sino orgánico y la convicción de que los médicos no toman en serio sus síntomas. Se supone que los médicos conocen bien las características de esa enfermedad y otras que le son afines, tal que el síndrome de fatiga crónica y el de la guerra del Golfo, por lo que la ABAF debe definir lo que pretende con «concienciarlos».
La medicina se deja presionar y las asociaciones de pacientes que ejercen de grupos de presión pueden tener éxito. Hace unos años por ejemplo los grupos homosexuales influyeron decisivamente desde la calle, con manifestaciones de diverso tipo bien organizadas, durante el desarrollo de la conferencia de la Asociación Americana de Psiquiatría, para que desapareciera la homosexualidad de la clasificación de las enfermedades psiquiátricas. Sin entrar ahora al fondo del problema, la Asociación cedió a la presión y ese fue sólo un primer paso para que esos grupos adquirieran después el protagonismo y poder social inusitado que hoy tienen.
No se puede negar que la ABAF es una asociación muy activa, presente en las páginas de los diarios, organizadora de mercadillos, bien relacionada con los sindicatos, receptora de subvenciones y con esas cifras de afectadas casi escandalosas podría tomar la vía de convertirse en un grupo de presión sobre la sociedad para forzar sus objetivos. No es la primera vez que hablan de concienciar a los médicos aunque las medidas para diagnosticar y paliar sus síntomas son conocidas por todos los profesionales.
Un problema real es lo referente a aspectos laborales, que afectan a la sociedad y a la economía más que a los médicos: se ha publicado que entre el 10 y el 25 por ciento de las afectadas quedan incapaces para el trabajo y muchas otras necesitan una readaptación laboral. Pero la evaluación de una incapacidad por fibromialgia es controvertida y ni siquiera el diagnóstico de fibromialgia es aceptado por todos, y cuando hay por medio compensaciones de tipo económico, la determinación de la intensidad de los síntomas por parte tanto del paciente como del médico quedan en el aire: es difícil evaluar objetivamente la percepción de un paciente sobre su propia incapacidad funcional para trabajar. Todo esto lo debe valorar la ABAF antes de insistir en concienciar a los médicos. En la era de la medicina basada en la evidencia se ven estos en el papel inadecuado de valorar la incapacidad del paciente de fibromialgia en su puesto de trabajo mientras no existan mejores instrumentos para ello. Nuestros médicos están sin duda formados en lo suyo y podrían interpretar como presión tanta insistencia en concienciarlos.

Autor:Rafael Vargas


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