02 marzo 2009

Extremar la higiene de los alimentos evitaría muchas infecciones en VIH

“El VIH es un claro ejemplo de la necesidad de un trabajo en equipo, donde médicos, farmacéuticos y enfermeras deben ser capaces de trabajar conjuntamente y con el objetivo final de conseguir una atención integral de los pacientes”. Es la opinión de Alicia Iglesias, especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Salamanca y una de las autoras del libro Juega a Ganar, una obra realizada por farmacéuticos, médicos y enfermeros y dirigida a informar al paciente con VIH en qué consiste su enfermedad.
Joanna Guillén Valera joanna.guillen@correofarmaceutico.com 02/03/2009
Como explica Iglesias, “la atención al paciente infectado por el VIH se ha convertido en los últimos años en una de las tareas más importantes de los servicios sanitarios por su gran repercusión en la asistencia”, no sólo a nivel hospitalario sino también comunitario. De hecho, “la aplicación de los test rápidos de diagnóstico del VIH en las farmacias comunitarias facilitará en un periodo breve de tiempo el acceso de estos pacientes a la botica”, señala a CF Alfonso Domínguez-Gil, del Servicio de Farmacia del hospital salmantino. Por ello, es importante que este profesional tenga una formación específica sobre cómo pueden atender a estos pacientes en relación a su medicación, los efectos secundarios y los hábitos de vida saludables.

Más calidad de vida
En los últimos años, la aparición de nuevos fármacos cada vez más eficaces ha propiciado que el trabajo de los servicios sanitarios de los hospitales se centre en mejorar la calidad de vida de estos pacientes a través de consejos e información de la enfermedad, ya que, como denuncia Domínguez-Gil, “aún son muchos los pacientes que desconocen aspectos fundamentales sobre el VIH, sus consecuencias y las formas de contagio”.

En este sentido, Elena López, del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario de Salamanca, recalca la importancia de mantener unos hábitos de vida saludables. “Comer bien, manteniendo una dieta equilibrada, es fundamental porque potencia el nivel de energía del paciente y refuerza su sistema inmunitario ayudando al organismo a luchar contra los efectos de la enfermedad”. Entre otras recomendaciones se aconseja, por ejemplo, que la dieta de un día se reparta en tres comidas y dos refrigerios. Además, sería muy útil diseñar un planning de comidas a la hora de hacer la compra para evitar comprar sin sentido cosas que no convienen. Tampoco es necesario el uso de suplementos vitamínicos, ya que se considera suficiente el aporte incluido en la dieta. Según explica López, “en el caso de necesitar algún suplemento, es necesario que sea bajo supervisión médica”. En relación a la ingesta de alimentos, explica López, “es de gran utilidad recordarles a los pacientes que deben extremar las medidas de higiene en la manipulación de los alimentos para evitar infecciones y complicaciones más graves de la enfermedad”.

Como señalan, a diferencia de lo que ocurre con el resto de personas, en los pacientes con VIH los alimentos y el agua pueden contener microorganismos o gérmenes que pueden causar enfermedades que cursan con vómitos, fiebre, diarrea, dolores de cabeza, de estómago o musculares.

Más cuidado
Para evitar que esto ocurra se aconsejan algunas recomendaciones básicas como lavarse siempre las manos con jabón antes de manipular los alimentos, después de tocar alimentos crudos y antes de cocinarlos. Además, añade Mª Isabel Valverde, compañera de López en el Hospital Universitario de Salamanca, “es importante lavar las tablas de cortar y los utensilios sumergiéndolos en agua a temperatura suficiente (60 grados centígrados) antes y después de trabajar con carnes y pescados crudos, así como desinfectar la tabla de cortar sumergiéndola en agua tibia con lejía durante 10 minutos”.

Por alimentos, explica Valverde, “hay que tener cuidado con las carnes y pescados crudos o poco hechos, que no deben consumirse o estar en contacto con otros alimentos en la nevera para evitar infecciones”. En cuanto a la leche y sus derivados, sólo se recomendarán aquellos productos que estén pasteurizados. En el caso del agua, el paciente sólo podrá beber la embotellada o que haya hervido durante un minuto, y el hielo que se sepa de qué agua procede.

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