28 febrero 2009

Fibromialgia

Uno de los problemas de salud que actualmente se consideran más controvertidos y de incógnitas sorprendentes es la fibromialgia, palabra que no existe en el diccionario del Real Academia Española pero que se puede deducir fácilmente por una combinación de vocablos latinos y griegos que se separan por lógica como “fibra”; mio (que significa músculo) y algos, que quiere decir dolor. Su característica principal es la dolencia generalizada de músculos, tendones y áreas circundantes, de tiempo indefinido y de intensidad variable. Lo más asombroso es que su causa es desconocida y con toda la tecnología actual, no existen alteraciones orgánicas claras que definan su diagnóstico.

La primera descripción de este problema de salud se atribuye al anatomista alemán Robert Friedrich Froriep (1804–1861), quien estableció “puntos dolorosos” característicos, atribuidos a una variedad de reumatismo. Unos 50 años más tarde, otro investigador, apellidado Beard, propuso el nombre de miolastenia (palabra derivada de dos vocablos griegos que significan “músculos sin fuerza”) y cuyo mérito consiste en haberlo apartado de enfermedades propiamente reumáticas.

En una forma posterior, muchos investigadores se avocaron a resolver el misterio de estos dolores que no se pueden menospreciar, pero que en su conjunto motivaron a que el médico Hench PK en el suplemento de la prestigiada revista Arthritis and Rheumatism en 1976 propusiera el nombre de fibromialgia a esta enfermedad1.

Desgraciadamente este problema predomina en mujeres y sus manifestaciones son extremadamente variadas: dolores generalizados continuos, mal definidos, en ocasiones limitantes, donde predominan los malestares difusos, fatiga extrema, rigidez matutina, trastornos en el sueño y molestia general con incrementos y disminuciones impredecibles. Pero como las quejas de los pacientes no corresponden a las características en la exploración clínica por parte del médico suceden dos fenómenos en el que se cataloga como un trastorno solamente psicológico, o se solicitan una gran cantidad de estudios de laboratorio y de gabinete que siempre se encuentran dentro de la normalidad. Obviamente el mal diagnóstico es la constante y la orientación terapéutica es peor, pues no son raros los casos en los que se recomiendan “tranquilizantes” o bien el cruzarse de brazos sin saber qué hacer. Ya se sabe que este no constituye un problema del sistema inmunológico y que su origen es incierto. Aunque estadísticamente no hay una frecuencia definida, se calcula que es un problema que afecta hasta al 2 por ciento de la población general.

En 1990, la Academia Americana de Reumatología organizó una comisión de expertos que concluyó con el planteamiento de criterios diagnósticos que se acerquen al diagnóstico de fibromialgia2; sin embargo, no es un problema que ya se haya considerado resuelto. Este 26 de febrero del 2009, me sorprendió la noticia de que la candidata número dos en preferencias electorales del Bloque Nacionalista Gallego en España (BNC) llamada Ana Pontón, estableció el compromiso de declarar esta enfermedad como un padecimiento sujeto a provocar incapacidad laboral. Tenga éxito o no, considero muy importante esta postura par dar a conocer la magnitud de este fenómeno y sobre todo, sensibilizar a la sociedad con un enfoque más dirigido a los médicos quienes debemos revisar a conciencia esta patología. Aunque Théodore De Banville decía que “El dolor es para el alma un alimento fecundo”, para mujeres con fibromialgia constituye una experiencia metafóricamente tiránica que solamente se podría comparar con la reclusión en la cárcel de su mismo cuerpo, por dolor.

1. Hench PK, Nonarticular Rheumatism, Twenty–Second Rheumatism Review: Review of the American and English Literature for the Years 1973 and 1974, Arthritis and Rheumatism, 1976; Supplement 19:1081–1089.

2. Wolfe et al. Arthritis Rheum. 1990 Feb;33(2):160–72.

Autor:JOSÉ GABRIEL ÁVILA-RIVERA

No hay comentarios: