- La espasticidad es un problema que limita la calidad de vida del paciente y de la familia. Consiste en una alteración que lleva a un estado de rigidez y espasmos musculares involuntarios.
Con el objetivo de brindar una atención oportuna y una terapia integral en el tratamiento de la espacticidad, especialistas enfatizan en una terapia adecuada para brindar una mejor calidad de vida al paciente y al familiar que sufre esta condición. La espasticidad es una alteración que lleva a un estado de rigidez y espasmos musculares involuntarios. Las consecuencias de esta enfermedad son la inmovilización del paciente, fuertes dolores, dificultad o imposibilidad de higiene personal, luxaciones de miembros, inhabilitación laboral, entre otras.
Dos de cada tres pacientes con lesión de médula espinal tienen extremidades espásticas. Esta enfermedad afecta casi al 50% de todos los pacientes con esclerosis múltiple y es muy común en los pacientes que han sufrido lesiones en la cabeza y embolias cerebrales. La espasticidad generalmente resulta de daños en el área motora del cerebro (porción de la corteza cerebral que controla el movimiento voluntario) o en cualquier porción de la materia gris subcortical (nervios que viajan desde el cerebro hasta la médula espinal) El especialista señala que “cuando se presenta daño en el control de los músculos desde el sistema nervioso central, las rutas de retroalimentación del músculo desde la médula espinal producen síntomas tales como reflejos tendinosos profundos exagerados (el reflejo rotuliano), tijereteo (cruce de piernas), movimientos espasmódicos repetitivos, posturas inusuales y posición de hombros, brazos, muñeca y dedos de las manos en ángulos anormales”. Para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que presentan espasticidad, los especialistas señalan que existen diversos tratamientos disponibles como la terapia física (fisioterapia) y ocupacional; el tratamiento farmacológico oral, la cirugía ortopédica; implantes espinales; procedimientos neuroquirúrgicos y la aplicación de la toxina botulínica Tipo A, conocida como, BOTOX. Su aplicación es ambulatoria, sin necesidad de cirugía. Los resultados surgen en 72 horas aproximadamente y su efecto dura de 3 a 4 meses, dependiendo del grado de espasticidad que presente el paciente. BOTOX reduce las contracturas, aumenta el rango de movilidad muscular, facilita las funciones motoras, favorece la higiene personal autónoma, facilita los programas de fisioterapia y terapia ocupacional, reduce las intervenciones más agresivas (cirugía), alivia el dolor asociado, contribuye a la incorporación en la vida familiar y escolar, reduce costos y tiempos de tratamiento. “El daño no puede repararse, pero afortunadamente existen tratamientos como BOTOX que permiten una mejor rehabilitación del paciente para mejorar la calidad de vida tanto del paciente como del familiar”, explicó el especialista. En el año 2000 la FDA aprobó el uso de BOTOX; en México, fue aprobado por la Secretaría de Salud en 1993 y desde el año 2002 está en el cuadro de medicamentos de diversas instituciones hospitalarias.
| El Dr. Humberto Juárez, neurólogo, señala que “las contracturas de los músculos, también conocidas clínicamente como espasticidad, se presentan principalmente en personas con parálisis cerebral, daños causados por la deficiencia de oxígeno, traumas cerebrales, lesiones en médula espinal, enfermedades neurodegenerativas y esclerosis múltiple”. El especialista señala que este padecimiento representa un problema enorme de costo familiar, sanitario y social, pues llevan al paciente a un estado de rigidez y espasmos involuntarios. Esto llega a afectar a una o varias extremidades, a una disfunción o debilitación del músculo que afecta la capacidad de caminar, de calzar y de sujetar; además, puede presentarse una interferencia en el lenguaje. También se presenta la inmovilización del paciente, fuertes dolores, dificultad o imposibilidad de higiene personal, luxaciones de miembros, inhabilitación laboral, entre otras afecciones. |
Dos de cada tres pacientes con lesión de médula espinal tienen extremidades espásticas. Esta enfermedad afecta casi al 50% de todos los pacientes con esclerosis múltiple y es muy común en los pacientes que han sufrido lesiones en la cabeza y embolias cerebrales. La espasticidad generalmente resulta de daños en el área motora del cerebro (porción de la corteza cerebral que controla el movimiento voluntario) o en cualquier porción de la materia gris subcortical (nervios que viajan desde el cerebro hasta la médula espinal) El especialista señala que “cuando se presenta daño en el control de los músculos desde el sistema nervioso central, las rutas de retroalimentación del músculo desde la médula espinal producen síntomas tales como reflejos tendinosos profundos exagerados (el reflejo rotuliano), tijereteo (cruce de piernas), movimientos espasmódicos repetitivos, posturas inusuales y posición de hombros, brazos, muñeca y dedos de las manos en ángulos anormales”. Para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que presentan espasticidad, los especialistas señalan que existen diversos tratamientos disponibles como la terapia física (fisioterapia) y ocupacional; el tratamiento farmacológico oral, la cirugía ortopédica; implantes espinales; procedimientos neuroquirúrgicos y la aplicación de la toxina botulínica Tipo A, conocida como, BOTOX. Su aplicación es ambulatoria, sin necesidad de cirugía. Los resultados surgen en 72 horas aproximadamente y su efecto dura de 3 a 4 meses, dependiendo del grado de espasticidad que presente el paciente. BOTOX reduce las contracturas, aumenta el rango de movilidad muscular, facilita las funciones motoras, favorece la higiene personal autónoma, facilita los programas de fisioterapia y terapia ocupacional, reduce las intervenciones más agresivas (cirugía), alivia el dolor asociado, contribuye a la incorporación en la vida familiar y escolar, reduce costos y tiempos de tratamiento. “El daño no puede repararse, pero afortunadamente existen tratamientos como BOTOX que permiten una mejor rehabilitación del paciente para mejorar la calidad de vida tanto del paciente como del familiar”, explicó el especialista. En el año 2000 la FDA aprobó el uso de BOTOX; en México, fue aprobado por la Secretaría de Salud en 1993 y desde el año 2002 está en el cuadro de medicamentos de diversas instituciones hospitalarias.
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