16 enero 2009

el lado más oculto del botox


Generalmente asociamos este producto como un tratamiento anti age, sin embargo, la toxina botulínica tipo A, nombre verdadero del botox, puede servir para tratar una serie de enfermedades tales como la incontinencia urinaria.


Cuando escuchamos la palabra botox de inmediato lo asociamos con rejuvenecimiento, con tratamientos anti age, sin embargo es poco o nada de lo que se dice sobre los usos que se le pueden dar a la toxina botulínica tipo A, nombre real del botox.

Son pocos los que saben que por ejemplo sirve para tratar el estrabismo u otras enfermedades tales como la incontinencia urinaria. Es por esto que acá decidimos mostrarle quizás el lado menos frívolo del famoso botox.

Bruxismo

El bruxismo es una enfermedad bastante común entre las personas, quienes la padecen suelen apretar y recinchar los dientes de manera inconciente tanto en el día como en la noche. Esto genera varios problemas como dificultades al masticar, tragar o incluso al hablar.

Son varios los tratamientos que existen para esta molesta enfermedad, y dentro de los cuales está el botox.

¿Cómo actúa este producto? El botox se inyecta en dos de los mayores grupos musculares responsables del cierre y la apertura de la mandíbula.

Ahora, respecto a las ventajas que presenta este tratamiento está la reducción del tono muscular y el dolor asociado a él. Por otra parte, este producto puede usarse combinada con otras terapias.

Sus efectos tienen una duración promedio de 3 a 6 meses, dependiendo de la dosis. Este tratamiento sólo debe ser realizado por médicos u odontólogos entrenados en la técnica de aplicación.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es definida como la pérdida involuntaria de la orina, es un mal que afecta a un gran número de mujeres, y quienes la padecen no sólo sufren de padecimientos físicos, sino que también sociales y hasta afectivos, por lo que provoca una alteración en la calidad de vida del paciente.

Si bien es una enfermedad que no sólo se da en personas ancianas, según estadísticas, en Chile, afecta a más de un 33 por ciento de las mujeres mayores de 60 años.

Son múltiples las causas de esta molesta enfermedad, y tradicionalmente ha sido tratado con fármacos y hasta con cirugías. Sin embargo en los últimos años la tendencia es que los especialistas se decidan por el botox como una forma de tratamiento para esta enfermedad.

El doctor Humberto Chiang, urólogo de la Clínica Las Condes se ha dedicado durante años al estudio y tratamiento de la incontinencia urinaria y durante los últimos tres años ha usado botox en un gran número de pacientes que padecen de este mal.

“Se trata de una alternativa terapeútica y de muy bajo riesgo para pacientes que antes tenían opciones muy limitadas de tratamiento y que no responden adecuadamente al manejo con fármacos orales”, explica el doctor Chiang.

En tanto, Aníbal Salazar, urólogo del Hospital FACH, asegura que “una cantidad significativa de parientes mejora su incontinencia urinaria de urgencia después de la inyección de Botox en la vejiga, situación que también se ha confirmado en pacientes chilenos sometidos a esta terapia”.

¿Cómo es el tratamiento? El primer paso es realizar una cistoscopia (endoscopia a través de la cual se llega a la vejiga) y luego se inyecta el botox. De este modo se eliminan las contracciones involuntarias de la vejiga y la vez desaparecen los síntomas de la enfermedad.

“Se ha registrado que el efecto de inyecciones sucesivas sería más prolongado, es decir, la segunda vez los efectos del botox se prolongan más que durante el primer año de tratamiento y, la tercera vez que se inyecta, más que las dos veces anteriores”, aclara el especialista.

Según la doctora Marlene Vogel, Presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Oftalmología Pediátrica. “Todas las complicaciones son transitorias. Puede haber efecto sobre otros músculos, por ejemplo de los párpados, pero son siempre transitorias y se presentan en menos de un 20% de los casos, ya que el botox se inyecta en el músculo que se desea tratar, usando una aguja especial conectada a un instrumento que registra la actividad muscular y permite localizarlo”.

Distonías

Se llaman distonías al conjunto de enfermedades neurológicas que consisten en contracciones sostenidas e involuntarias de músculos de una o más partes del cuerpo. En su amplia mayoría se manifiestan con contracciones irregulares y sostenidas asociadas o no a un temblor de características particulares conocido como temblor distónico. Hombres y mujeres de cualquier edad pueden padecer esta enfermedad. Las contracciones musculares pueden ser leves o más severas, dificultando o impidiendo la realización de movimientos voluntarios como la marcha, el habla, la alimentación o, incluso, causando episodios de mucho dolor.

La aplicación de la toxina botulínica inhibe la liberación del neurotransmisor acetilcolina en las terminaciones nerviosas -que normalmente estimulan la contracción de los músculos- produciendo la disminución de la fuerza del músculo inyectado.

“El tratamiento de la distonía apunta a una recuperación funcional, es decir, poder realizar actividades que eran interferidas por la distonía, incluso es posible la recuperación de la actividad laboral. Sin duda alguna que la diferencia es notoria entre los tratados y los no tratados, básicamente por la recuperación funcional” señala el neurólogo del Centro de Estudios de Trastornos del Movimiento, CETRAM, John Tapia.

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