28 noviembre 2008

Igualdad le da una minusvalía del 68% y la SS la manda a trabajar


Mercedes Santander pide «justicia» tras ser dada de alta después de un año de percibir la correspondiente prestación por discapacidad temporal.

Mercedes Santander es una mujer de 63 años que actualmente vive en Berja y tiene un grado de minusvalía del 68% física, psíquica y sensorial, reconocido por la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, debido a un grado de discapacidad global de 59% más 9 puntos por factores sociales complementarios. Asimismo, la misma Junta de Andalucía, reconociendo sus necesidades le reconoce un grado II Nivel 2 de dependencia y aprueba la dedicación completa a su hijo para que se encargue de ella diariamente ya que según asegura a IDEAL, «no puedo ni peinarme sola».

Asimismo, y debido a sus circunstancias, a esta vecina de Berja se le ha concedido tarjeta de aparcamiento de vehículos para personas con movilidad reducida.

Sin embargo, y a pesar de sufrir enfermedades como fibromialgia, lupus cutáneo y sistémico y artropatía degenerativa, además de llevar una prótesis en la rodilla izquierda desde 2001 (que se ha movido por la fragilidad de sus huesos) y estar a la espera de una cita con Traumatología para colocarle otra en la derecha, el Instituto Nacional de la Seguridad Social no le amplía la prestación económica por discapacidad temporal y emiten su alta médica, instándola a que se reincorpore a su trabajo.

Mercedes Santander quiere denunciar públicamente que «en el tribunal médico prácticamente se rieron de mí cuando fui a solicitar la incapacidad, no miraron mis historiales, se limitaron a pedirme que me tocara la nariz con los dedos, cuando no puedo subir los brazos hasta la cabeza porque tengo un problema en los hombros. Fue una humillación». Por ello, ayer mismo presentó en la sede de la Seguridad Social de El Ejido su disconformidad y el siguiente paso es llevarlo a la vía judicial. «Ya no sólo por mí, que en la situación en la que estoy me digan que me vaya a trabajar es de vergüenza, sino porque hay mucha gente como yo y nos ignoran, y alguien tiene que poner freno a esto, quiero que se haga justicia». Asegura que acude a los medios de comunicación «porque estoy desesperada ante esta injusticia y esto se tiene que saber».

Su mala salud se debe a una caída que sufrió en el año 2001 y se destrozó la rodilla izquierda «y me la cortaron. La primera intervención me la hicieron en Venezuela, porque había emigrado allá hacía unos años con mi marido y mis hijos, y me la dejaron peor que estaba. Me vine a España a tratármelo y estuve año y pico de hospitales. Desde ahí comenzaron los dolores cervicales, fibromialgia, lupus, perdí el oído y tuve muchas caídas por los vértigos, me dio artrosis y no puedo mover los dedos etc. Traté de salir adelante y ya por último me hice autónoma pero pedí baja porque me era imposible trabajar, con tanto tembleque y en estas condiciones y tuve la baja por discapacidad temporal un año y ahora al pasar el tribunal en vez de darme la definitiva me dan el alta».

Su vida

La necesidad de paz y tranquilidad llevaron a esta mujer a vivir a Berja hace unos años. Sus padres son almerienses y aunque ella vivía y trabajaba en León, como ATS en un hospital, emigró con su marido a Venezuela en 1978 (donde trabajó como directora de hotel y estudio empresariales) y venía de vez en cuando a la provincia hasta que en 2003 se quedó definitivamente en Almería tras la muerte de su madre. Abrió una consulta de naturopatía y en su trabajo con inmobiliarias descubrió un cortijo en la barriada virgitana de Peñarrodada y ahí vive desde entonces con su hijo a la vez que abrió la consulta en esta localidad hasta su baja. Vive , a gusto por el sitio «pero en un infierno por mi situación, vivo a base de morfina, mi hijo me ayuda a peinarme, a bañarme, etc. porque no me valgo por mí misma y tampoco tenemos recursos. Tampoco puedo comer bien, porque debido a estas cosas la rechazo y lo más que puedo comer sin que me dé asco es un yogur».

Por eso no entiende la actitud «de la mujer que me evaluó en el tribunal médico, ¿qué se trata, de ahorrarle un dinero al Estado? Los políticos no están cumpliendo con las ayudas que prometen. Si yo en un ataque de estos de depresión que me dan me suicido el único que lo va a sentir es mi hijo, pero toda esa gente que actúa así contra enfermos como yo se iban a enterar».

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No, si la cosa tiene mandanga...vamos, vamos, vamos...a una compañera, le dijeron que cambiara de trabajo...

Charo Bolivar dijo...

Como dice Bree, la cosa es de locos. A mí también me dijeron que cambiara de trabajo hace unos diez años, que buscara algo de media jornada y más tranquilo; la verdad es que me quedé muda, pensando que lo que estaba oyendo y viviendo no era cierto, que en cualquier momento me iba a despertar. Que alguien me pellizque!

tashano dijo...

Hola Bree, Charo : pues aunque parezca mentira todo esto e lo que estamos pasando desde hace ya tiempo, parece ser que podemos ir a trabajar, con la morfina, en silla de ruedas , durmiéndonos en el trabajo, perdiéndonos por la calle , con incapacidad de coger el metro , por el miedo a que la gente nos de un golpe.
En fin, ya sabéis" esto es para hacer pis y no hacer gota" como dicen los castizos.

Un besazo para los dos.

Josep dijo...

Hola Tashano¡
Vengo a saludarte y darte las gracias por ser seguidor de mi blog.
Lo cierto es que ha sido una sorpresa, pues no se quien te ha llevado a él.Sea como sea lo agradezco, pues esto me hace ver un trabajo tan solidario y bien hecho como el tuyo.
Si me lo permites yo también haré un enlace cuando me des permiso.
Ha sido un placer conocerte.
Una abraçada/Un abrazo.